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Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

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Con pérdidas cercanas a los cuatro millones de dólares al mes, Tesla tuvo

que realizar otra gran ronda de financiación para aguantar hasta finales de 2008

y seguir adelante. Musk tuvo que recurrir a los amigos para tratar de pagar las

nóminas semana tras semana mientras negociaba con los inversores. Envió

emotivas súplicas a cualquiera que pensara que podía desprenderse de algo de

dinero. Bill Lee invirtió dos millones de dólares; Sergey Brin, medio millón.

«Un grupo de empleados de Tesla firmó cheques para mantener la empresa a

flote —dice Diarmuid O’Connell, vicepresidente de desarrollo empresarial de

Tesla—. Se convirtieron en inversores, pero, en aquel momento, eran veinticinco

mil o cincuenta mil dólares que no esperaban volver a ver. Todo indicaba que el

barco estaba a punto de hundirse.» Kimbal había perdido la mayor parte de su

dinero durante la recesión, cuando sus inversiones tocaron fondo, pero vendió lo

que le quedaba y lo invirtió en Tesla. «Me faltaba poco para la bancarrota»,

recuerda Kimbal. Tesla había reservado los pagos anticipados de los clientes por

el Roadster, pero Musk necesitaba utilizar aquel dinero para mantener la empresa

en marcha, y al cabo de poco tiempo aquellos fondos se esfumaron. Aquellas

maniobras fiscales preocuparon a Kimbal. «Estoy seguro de que Elon habría

encontrado una manera de arreglar las cosas, pero es indudable que asumió

riesgos que podrían haberlo llevado a la cárcel por usar el dinero de otras

personas», afirma.

En diciembre de 2008, Musk organizó dos campañas simultáneas para tratar

de salvar a sus empresas. Oyó el rumor de que la NASA estaba a punto de

adjudicar un contrato para reabastecer la estación espacial. El cuarto lanzamiento

de SpaceX le había puesto en situación de recibir parte de aquel dinero, más de

mil millones de dólares según todos los indicios. Musk recurrió a algunos

canales extraoficiales en Washington y se enteró de que SpaceX incluso podría

ser el favorito para la concesión, así que empezó a hacer todo lo posible para

asegurar a la gente que la empresa podría cumplir el reto de transportar una

cápsula hasta la Estación Espacial Internacional. En cuanto a Tesla, Musk tuvo

que acudir a sus inversores y pedirles que pusieran más dinero sobre la mesa

antes de Navidad para evitar la quiebra. Para dar a los inversores cierto grado de

confianza, Musk hizo un último esfuerzo para recaudar todos los fondos

personales que pudo y destinarlos a la empresa. Sacó un préstamo de SpaceX,

que aprobó la NASA, y destinó el dinero a Tesla. Acudió a los mercados

secundarios para tratar de vender algunas de sus acciones en SolarCity. Además,

se embolsó unos quince millones de dólares cuando Dell adquirió una empresa

de programas informáticos llamada Everdream, fundada por sus primos y en la

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