04.08.2020 Views

Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Si Tesla consigue realmente fabricar un vehículo asequible con una

autonomía de 800 kilómetros, habrá creado lo que la industria automovilística

lleva años afirmando que es imposible. Lograrlo al mismo tiempo que construye

una red mundial de estaciones de carga gratuita, renueva los métodos de venta y

revoluciona la tecnología automovilística sería una hazaña excepcional en la

historia del capitalismo.

A principios de 2014, Tesla reunió dos mil millones de dólares mediante la

venta de bonos. La capacidad de la empresa para sacar dinero a inversores

entusiastas fue un nuevo lujo; durante la mayor parte de su existencia, Tesla

había estado al borde de la bancarrota, y un solo fallo técnico grave la habría

hecho desaparecer. El dinero, unido al precio de las acciones aún en ascenso y a

la consistencia de las ventas, ha colocado a la empresa en una posición que le

permite abrir muchas tiendas y centros de servicio nuevos a la vez que mejora su

capacidad de fabricación. «Ahora mismo, no necesitamos realmente todo el

dinero para la gigafábrica, pero decidí reunirlo por adelantado porque nunca se

sabe cuándo se va a producir un jodido colapso —asegura Musk—. Pueden

entrar en juego factores externos, o puede producirse una retirada de vehículos

inesperada, y de repente necesitaríamos reunir dinero además de ocuparnos del

problema en cuestión. Me siento un poco como mi abuela. Vivió la Gran

Depresión y épocas realmente duras. Cuando superas algo así, es algo que se

queda contigo mucho tiempo. De hecho, no estoy seguro de que te abandone

jamás. Así que por ahora disfruto pero siempre está esa irritante sensación de

que todo puede esfumarse. Incluso ya entrada en años, cuando mi abuela sabía

que era realmente improbable que volviese a pasar hambre, siguió conservando

sus manías respecto a la comida. En cuanto a Tesla, decidí reunir una gran

cantidad de dinero solo por si acaso ocurría algo terrible.»

Musk se sentía lo bastante optimista sobre el futuro de Tesla para contarme

algunos de sus planes más fantasiosos. Esperaba rediseñar la sede de Tesla en

Palo Alto, un cambio que los empleados agradecerían. El edificio, con su

minúsculo vestíbulo de los años ochenta y una cocina donde apenas cabían unas

cuantas personas preparándose cereales 5 al mismo tiempo, no disfrutaba de

ninguno de los lujos habituales entre los distinguidos residentes de Silicon

Valley. «Creo que nuestra sede de Tesla tiene un aspecto horrible —explica

Musk—. Vamos a adecentarla un poco. No a un nivel al estilo de Google; hay

que ganar dinero a espuertas para poderlo gastar como lo gasta Google. Pero

vamos a hacer la sede mucho más confortable y a poner un restaurante.» Por

supuesto, Musk piensa introducir algunas mejoras mecánicas. «Aquí todo el

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!