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Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

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En los cuatro años siguientes, Shotwell trabajó en Microcosm, una empresa

espacial de reciente creación que estaba justo enfrente de Aerospace

Corporation, y se convirtió en la jefa del departamento de sistemas espaciales y

desarrollo comercial. Con una combinación de inteligencia, confianza, lenguaje

directo y aspecto cuidado, Shotwell consiguió una reputación de gran vendedora.

En 2002, uno de sus compañeros, Hans Koenigsmann, dejó la empresa para irse

a SpaceX. Shotwell lo invitó a una comida de despedida y lo dejó en la entrada

de la destartalada sede de SpaceX en aquel momento. «Hans me dijo que entrase

a conocer a Elon —cuenta Shotwell—. Acepté y fue cuando le dije: “Necesitas

un buen encargado de desarrollo empresarial”.» Al día siguiente, Mary Beth

Brown telefoneó a Shotwell y le dijo que Musk quería entrevistarla para el

nuevo puesto de vicepresidente de desarrollo empresarial. Shotwell acabó

convirtiéndose en el empleado número siete. «Di el preaviso de tres semanas en

Microcosm y remodelé el cuarto de baño porque sabía que en cuanto empezase

mi nuevo trabajo ya no tendría vida», dice. En los primeros años de SpaceX,

Shotwell realizó la milagrosa gesta de vender algo que la empresa aún no tenía.

La compañía tardó en realizar un vuelo con éxito mucho más de lo previsto. Por

el camino, los fracasos fueron vergonzosos y malos para el negocio. A pesar de

todo, Shotwell se las arregló para vender una docena de vuelos a una

combinación de clientes comerciales y públicos antes de que la empresa pusiera

en órbita su primer Falcon 1. Su habilidad para cerrar tratos se extendió a la

negociación de lucrativos contratos con la NASA que mantuvieron con vida a

SpaceX en los peores años, incluido un contrato de 278 millones de dólares en

agosto de 2006 para empezar a trabajar en vehículos que pudieran transportar

suministros a la Estación Espacial Internacional (EEI). El historial de éxitos de

Shotwell la convirtió en la confidente definitiva de Musk, y a finales de 2008

ocupó el cargo de presidenta y jefa de operaciones de la empresa.

Entre sus obligaciones están las de reafirmar el estilo de SpaceX conforme

la empresa crece y empieza a parecerse a los gigantes aeroespaciales de los que

se burlaban. Shotwell puede adoptar un aire afable y dirigirse a la empresa entera

durante una reunión, o convencer a un lote de posibles nuevos miembros de que

deberían firmar para que los exploten hasta la médula. Durante una de esas

reuniones con un grupo de becarios, Shotwell llevó a cerca de un centenar de

personas a un rincón de la cafetería. Vestía botas negras de tacón alto, vaqueros

ajustados, una chaqueta de cuero, un pañuelo y unos pendientes de aro enormes

que se balanceaban bajo la melena rubia que le llegaba hasta los hombros.

Paseándose arriba y abajo, micrófono en mano, les pidió que dijeran dónde

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