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Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

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automóvil del futuro. Agitaron banderas estadounidenses y llevaban viseras

rojas, blancas y azules. Un puñado de ellos derramó unas lágrimas mientras las

berlinas Modelo S se alineaban en la plataforma. Incluso los críticos más duros

de Musk se habrían enternecido por un instante observando aquello. Se puede

decir lo que se quiera de que Tesla recibiese dinero del Gobierno, o de que

exagerase las posibilidades de los automóviles eléctricos; lo cierto era que

intentaba hacer algo grande y diferente, y como resultado estaba dando empleo a

miles de personas. Musk pronunció un breve discurso con el rumor de la

maquinaria de fondo, y acto seguido entregó las llaves a los propietarios, que

bajaron con sus autos de la plataforma de bambú y salieron por la puerta de la

fábrica en medio de una ovación de los empleados de Tesla.

Cuatro semanas antes, SpaceX había transportado un cargamento hasta la

Estación Espacial Internacional, y su cápsula había regresado a la Tierra. Era la

primera vez que una empresa privada lograba algo así. Aquella hazaña,

combinada con el lanzamiento del Modelo S, hizo que la imagen de Musk fuera

de Silicon Valley cambiase rápidamente. Aquel tipo que siempre estaba

prometiendo, prometiendo y prometiendo, había empezado a cumplir... y de

forma espectacular. «Puedo haber sido demasiado optimista en cuanto al tiempo

que tardarían en realizarse algunas cosas, pero no exageré en cuanto a los

resultados —me dijo Musk en una entrevista después de que se lanzara el

Modelo S—. He hecho todo lo que dije que iba a hacer.»

Musk no tenía a Riley a su lado para celebrar y compartir aquella racha de

buena suerte. Se habían divorciado, y Musk había empezado a pensar en volver a

salir con alguien... si conseguía encontrar tiempo. Pero a pesar de aquel trastorno

en su vida personal, había alcanzado un estado de serenidad que no había tenido

en muchos años. «El sentimiento dominante era el de haberme quitado un peso

de encima», dijo en aquella época. Musk fue con sus hijos a Maui para ver a

Kimbal y a otros parientes; fueron sus primeras vacaciones en bastantes años.

Justo después de aquellas vacaciones, Musk me permitió por primera vez

observar su vida personal con profundidad. Con la piel de los brazos aún

quemada por el sol, se reunió conmigo en las sedes de Tesla y SpaceX, en el

estudio de diseño de Tesla y en un preestreno en Beverly Hills de un documental

que había patrocinado. La película, Baseball in the Time of Cholera [«El béisbol

en los tiempos del cólera»], era buena pero deprimente; trataba sobre un brote de

cólera en Haití. Resultó que Musk había visitado aquel país las Navidades

anteriores, con su avión cargado de juguetes y MacBook Airs destinados a un

orfanato. Bryn Mooser, el codirector de la película, me contó que durante una

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