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Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

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que pueden ofrecer por su cuenta servicios comerciales— se acercan siquiera a

competir en precios contra SpaceX, los rusos o los chinos. «En su mayor parte,

el mercado comercial mundial está dominado por Arianespace (Europa), Long

March (China) y los vehículos rusos —explica Dave Bearden, administrador

general de los programas civiles y comerciales de Aerospace Corporation—.

Simplemente hay diferencias en los sueldos de los trabajadores y en la forma en

que se construyen los cohetes.»

Para expresarlo con mayor franqueza, la ULA se ha convertido en una

vergüenza para Estados Unidos. En marzo de 2014, el entonces director general

de la empresa, Michael Gass, se enfrentó con Musk durante una audiencia del

Congreso que trataba en parte sobre la solicitud de SpaceX para hacerse cargo de

un volumen mayor de la carga anual de lanzamientos del Gobierno. Se

proyectaron diapositivas que mostraban que los pagos realizados por el Gobierno

por los lanzamientos se habían disparado desde que Boeing y Lockheed pasaron

de ser un duopolio a un monopolio. Según los cálculos que Musk presentó en la

audiencia, la ULA pedía 380 millones de dólares por vuelo, mientras que

SpaceX costaba solo 90 millones. (La cifra de 90 millones de dólares era

superior a la estándar de SpaceX, 60 millones, debido a que el Gobierno tenía

algunas exigencias adicionales para lanzamientos especialmente delicados.) Con

solo elegir a SpaceX como su proveedor de lanzamientos, señaló Musk, el

Gobierno podía ahorrar lo suficiente para pagar el satélite que iba a llevar el

cohete. Lo cierto es que Gass no tenía respuesta para aquello. Argumentó que las

cifras que daba Musk sobre los precios de la ULA no eran ciertas, pero no pudo

presentar cifras propias. La audiencia se celebró además cuando estaba

aumentando la tensión entre Estados Unidos y Rusia debido a las acciones de

esta última en Ucrania. Musk señaló oportunamente que Estados Unidos podría

no tardar mucho en verse obligado a dictar sanciones a los rusos, lo que tendría

repercusiones en cuanto al equipo aeroespacial. Resultó que la ULA dependía de

motores de fabricación rusa para lanzar equipo militar sensible estadounidense

en los cohetes Atlas V. «Nuestros vehículos de lanzamiento Falcon 9 y Falcon

Heavy son genuinamente americanos —dijo Musk—. Diseñamos y construimos

nuestros cohetes en California y Texas.» Gass replicó diciendo que la ULA había

adquirido un suministro de motores rusos para dos años, y que había comprado

los planos de las máquinas y los habían traducido del ruso al inglés, y lo dijo sin

alterar el gesto. (Unos meses después de la audiencia, la ULA sustituyó a Gass

como director general y firmó un acuerdo con Blue Origin para desarrollar

cohetes de fabricación estadounidense.)

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