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Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

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smartphones fueron revolucionarios en la integración simultánea del hardware,

el software y los servicios. Era una combinación que encajaba como un guante

con las capacidades de Silicon Valley. El auge del smartphone llevó aparejado un

inmenso estallido industrial que convirtió a Apple en la empresa más valiosa del

país y le permitió que miles de millones de sus ingeniosos dispositivos se

esparcieran por todo el mundo.

Tony Fadell, el antiguo directivo de Apple al que se atribuye la llegada al

mercado del iPod y el iPhone, describe al smartphone como un ejemplo

representativo de una especie de superciclo en el que el hardware y el software

han alcanzado un punto de madurez crítico. Los componentes electrónicos son

buenos y baratos, y el software es más fiable y sofisticado. La combinación de

ambos da como resultado la materialización de ideas que hasta hace poco

parecían cosa de ciencia ficción. Google tiene sus vehículos de conducción

autónoma y ha adquirido docenas de empresas de robótica mientras sigue

intentando combinar el código y la máquina. Nest, la empresa de Fadell, tiene

sus termostatos inteligentes y sus alarmas de incendio. General Electric tiene sus

motores a reacción llenos de sensores programados para informar

proactivamente sobre posibles anomalías a los mecánicos humanos. Y una horda

de empresas emergentes ha empezado a combinar dispositivos médicos con

software potente, para ayudar a las personas a monitorizar y analizar su cuerpo y

diagnosticar enfermedades. Se ponen en órbita satélites minúsculos en lotes de

veinte, y en lugar de tener asignada una tarea fija durante toda su vida útil, como

ocurría con sus predecesores, se pueden reprogramar sobre la marcha para

realizar una gran cantidad de operaciones comerciales y tareas científicas. Zee

Aero, una empresa emergente localizada en Mountain View, tiene a mano un par

de antiguos empleados de SpaceX y está trabajando en un nuevo tipo de

transporte secreto. ¿Llegarán los automóviles voladores? Quizá.

Para Fadell, el trabajo de Musk es la máxima expresión de esta tendencia.

«Se podía haber limitado a construir un automóvil eléctrico —comenta—. Pero

añadió cosas como el empleo de motores para activar los tiradores de las puertas.

Está uniendo la electrónica de consumo y el software, mientras el resto de las

empresas automovilísticas se preguntan cómo lo ha logrado. Ya sea con Tesla, o

con SpaceX tomando cables Ethernet e instalándolos en el interior de las naves

espaciales, estamos hablando de una combinación entre la técnica de fabricación

del viejo mundo y la tecnología de consumo de bajo coste. Se unen ambas cosas

y se convierten en algo nunca visto. De repente se produce un cambio absoluto.

Es una función escalonada.»

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