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Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

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universidad e incluso después de su partida, creando vínculos con las siguientes

generaciones de ingenieros. El equipo acababa de competir en una carrera entre

Chicago y Los Ángeles, dos ciudades separadas por 3.700 kilómetros, y Straubel

ofreció a los muchachos, exhaustos y cortos de dinero, un lugar donde pasar la

noche. Alrededor de media docena de estudiantes se presentaron en su casa, se

ducharon por primera vez en muchos días y se sentaron en el suelo. Mientras la

conversación se extendía hasta bien entrada la noche, fue centrándose

especialmente en un tema concreto. Habían comprobado que las baterías de

iones de litio —como las que habían empleado en sus vehículos, alimentadas por

el sol— funcionaban mucho mejor de lo que en general se pensaba. Muchos

aparatos electrónicos domésticos, como los ordenadores portátiles, funcionaban

con baterías de iones de litio 18650, que se parecían mucho a las baterías AA y

podían acoplarse juntas. «Nos preguntábamos que ocurriría si juntábamos diez

mil baterías —dice Straubel—. Hicimos los cálculos y descubrimos que se

podrían recorrer casi mil seiscientos kilómetros. Aquello era una auténtica

locura, y al final todo el mundo se durmió, pero la idea no se me fue de la

cabeza.»

Al cabo de poco tiempo, Straubel empezó a acosar al equipo tratando de

convencerlos para que construyeran un automóvil eléctrico que funcionara con

baterías de iones de litio. Viajó en avión a Palo Alto, se pasó toda la noche

durmiendo durante el vuelo y después fue en bicicleta hasta el campus de

Stanford para ayudar al equipo con los proyectos que tenían entre manos y tratar

de persuadirlos. Straubel había diseñado un vehículo extraordinariamente

aerodinámico, el 80 % de cuya masa correspondía a las baterías. Se parecía

mucho a un torpedo con ruedas. Nadie conocía los detalles de la visión a largo

plazo que Straubel tenía de aquel invento, ni siquiera el propio Straubel. El plan

no parecía consistir en crear una marca de automóviles, sino en fabricar un

prototipo que hiciera reflexionar sobre la potencia de las baterías de iones de

litio. Con suerte, encontrarían una carrera en la que participar.

Los estudiantes decidieron ayudar a Straubel, siempre y cuando lograra

reunir algo de dinero. Straubel empezó a acudir a ferias comerciales con folletos

explicativos y a enviar correos electrónicos a casi todo el mundo. «No tenía la

más mínima vergüenza», afirma. El único problema es que a nadie le interesaba

la idea. Todos los inversores que vio a lo largo de varios meses rechazaron el

proyecto, hasta que en el otoño de 2003 conoció a Elon Musk.

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