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Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

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barbacoa Musk había estado enseñando a los niños a lanzar maquetas de cohetes,

y que después había visitado en piragua un poblado emplazado en medio de la

selva. Después de ver el documental, Musk y yo nos quedamos en la calle un

poco apartados de la multitud. Comenté que todos querían verlo como el

personaje de Tony Stark, pero que no desprendía realmente un aire de «vividor

bebiendo escocés mientras recorría Afganistán en una caravana acorazada». Me

respondió hablando de su viaje en piragua. «También me emborraché con algo

que llamaban el Zombi», dijo. Luego sonrió y me invitó a tomar unas copas al

otro lado de la calle, en Mr. Chow, para celebrar el estreno de la película. Todo

parecía irle bien y estaba saboreando el momento.

Aquel período de tranquilidad no duró demasiado, y Tesla no tardó en

reanudar su lucha por la supervivencia. Al principio, la empresa solo podía

fabricar unas diez berlinas a la semana, mientras que la lista de espera tenía

miles de solicitudes. Los vendedores «en corto», aquellos inversores que

apuestan por la caída del precio de las acciones de una empresa, se habían

posicionado con fuerza en Tesla, convirtiendo sus acciones en las más «en corto»

de cien de las mayores empresas del NASDAQ. Los agoreros esperaban que el

Modelo S empezase a mostrar numerosos defectos y con ello disminuyese el

entusiasmo que despertaba el vehículo, hasta el extremo de que la gente

cancelase en masa sus encargos. También había grandes dudas de que Tesla

pudiera incrementar la producción de forma significativa a la vez que rentable.

En octubre de 2012, el aspirante a candidato presidencial Mitt Romney tachó a

Tesla de «perdedora», a la vez que ponía por los suelos a otro par de empresas de

tecnologías verdes respaldadas por el Gobierno (Solyndra, un fabricante de

paneles solares, y Fisker) durante un debate con Barack Obama. 10

Mientras la gente de poca fe apostaba por el fracaso inminente de Tesla,

Musk entró en «modo bravucón». Empezó a decir que el objetivo de Tesla era

convertirse en el fabricante de automóviles con mayores ventas del mundo,

superando los beneficios de BMW. En septiembre de 2012 reveló algo que dejó

estupefactos tanto a sus críticos como a sus partidarios. Tesla había comenzado a

construir en secreto el primer tramo de una red de estaciones de carga. La

empresa anunció la localización de seis estaciones en California, Nevada y

Arizona, y prometió que aparecerían cientos más. La intención era construir una

red global de carga; los propietarios de un Modelo S que estuvieran haciendo un

viaje largo solo necesitarían salir un momento de la autopista para recargar

rápidamente. Y sería gratis. De hecho, Musk insistió en que los propietarios de

un Tesla pronto podrían cruzar Estados Unidos sin gastar un centavo en

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