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Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

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como una ronda de deuda en lugar de como una ronda de capital, sabiendo que

VantagePoint no podría interferir en un acuerdo sobre la deuda. Lo delicado de

esta estrategia era que ponía en un aprieto a los inversores que, como Jurvetson,

deseaban ayudar a Tesla, porque las empresas de capital riesgo no están

estructuradas para llegar a acuerdos sobre deuda, y convencer a sus

financiadores para modificar su proceder habitual y apoyar a una empresa que

muy bien podía ir a la quiebra en cuestión de días sería una tarea muy difícil.

Consciente de ello, Musk se tiró un farol. Les dijo a los inversores que iba a

obtener otro préstamo de SpaceX y a financiar toda la ronda, los 40 millones de

dólares, él mismo. La táctica funcionó. «En momentos de escasez crece la

codicia y ello despierta más interés —dice Jurvetson—. También nos resultó más

fácil acudir a nuestras empresas y decir: “Aquí tenemos el acuerdo. ¿Lo

aceptamos o no?”.» El acuerdo terminó cerrándose el día de Nochebuena; de

haber tardado unas horas más, Tesla habría quebrado. A Musk apenas le

quedaban unos cientos de miles de dólares y no podría haber pagado las nóminas

el día siguiente. Al final, Musk aportó doce millones de dólares y las empresas

de inversión pusieron el resto. En cuanto a Salzman, Musk dijo: «Debería darle

vergüenza».

En SpaceX, Musk y los altos ejecutivos de la compañía habían pasado

aterrorizados la mayor parte de diciembre. Según las informaciones publicadas

en prensa, SpaceX había dejado repentinamente de ser el favorito para obtener el

gran contrato de la NASA y había perdido el favor de la agencia espacial.

Michael Griffin, que años atrás había estado a punto de convertirse en

cofundador de SpaceX, estaba ahora al frente de la NASA y le había dado la

espalda a Musk. Las agresivas tácticas comerciales de Musk le traían sin

cuidado; pensaba que prácticamente carecía de toda ética. No ha faltado quien ha

sugerido que Griffin acabó teniendo envidia de Musk y de SpaceX. 9 Sin

embargo, el 23 de diciembre de 2008, SpaceX se llevó una gran sorpresa. La

empresa había conseguido suficientes respaldos dentro de la NASA y se

convirtió en proveedor de la Estación Espacial Internacional. Recibió 1.600

millones de dólares como pago por doce vuelos. Musk estaba de vacaciones con

Kimbal en Boulder (Colorado), y rompió a llorar cuando las transacciones de

SpaceX y Tesla se llevaron a término. «Ni siquiera había podido comprarle un

regalo de Navidad a Talulah —recuerda—. Salí corriendo a la puta calle y el

único lugar que encontré abierto vendía unas baratijas de mierda, y estaba a

punto de cerrar. Lo mejor que encontré fueron esos monos de plástico que se

tapan los ojos, las orejas y la boca.»

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