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Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

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Sacó a la luz algunos aspectos de la personalidad de Musk que yo no había

descubierto en ninguna otra parte, y me ayudó a comprenderlo con mucha más

profundidad. Esto significó mucho para mí, y creo que también lo significará

para los lectores.

Cuando por fin Musk aceptó trabajar conmigo, se disipó gran parte de la

tensión que me había acompañado hasta entonces y fue sustituida por el

entusiasmo. Pude hablar con colaboradores suyos como J. B. Straubel, Franz von

Holzhausen, Diarmuid O’Connell, Tom Mueller y Gwynne Shotwell, que se

cuentan entre las personalidades más inteligentes y cautivadoras con las que me

he encontrado en muchos años de investigación. Les estaré eternamente

agradecido por su paciencia al explicarme detalles de la historia de la empresa y

fundamentos de tecnología, y por su sinceridad. Doy las gracias también a Emily

Shanklin, Hannah Post, Alexis Georgeson, Liz JarvisShean y John Taylor, por

soportar mis peticiones constantes y mi impertinencia, y por organizar

numerosas entrevistas en las empresas de Musk. Mary Beth Brown, Christina Ra

y Shanna Hendriks ya no formaban parte de Musklandia al final de mi

investigación, pero fueron increíbles ayudándome a saber cosas de Musk, Tesla y

SpaceX.

Por supuesto, mi mayor deuda de gratitud la tengo con el propio Musk.

Cuando empezamos con las entrevistas, yo pasaba hecho un manojo de nervios

las horas previas a cada conversación. Nunca sabía durante cuánto tiempo

seguiría participando Musk en el proyecto. Podría concederme una entrevista o

diez. En la primera entrevista, la necesidad de ir al grano y obtener respuestas a

mis preguntas más importantes me agobiaba intensamente. Más adelante, al

comprobar que Musk seguía ahí, nuestras conversaciones se fueron haciendo

más largas, más fluidas y más esclarecedoras. Acabaron siendo lo que esperaba

con más ganas cada mes. Está por ver que Musk acabe transformando

drásticamente el curso de la historia de la humanidad, pero el privilegio de

conocer los pensamientos de alguien con unas miras tan altas resultaba

francamente excitante. Pese a sus reticencias iniciales, cuando Musk se

comprometió con el proyecto se entregó a fondo, y me siento agradecido y

honrado porque las cosas acabaran siendo así.

En el aspecto profesional, querría dar las gracias a mis revisores y mis

colaboradores a lo largo de los años —China Martens, James Niccolai, John

Lettice, Vindu Goel y Suzanne Spector—; todos ellos me enseñaron lecciones

variadas sobre el oficio de escribir. Gracias en especial a Andrew Orlowski, Tim

O’Brien, Damon Darlin, Jim Aley y Drew Cullen, las personas que más me han

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