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Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

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La tecnología mostrada por los ingenieros de Tesla resultó ser lo

suficientemente buena para captar la atención de los peces gordos. Poco después

del salón, Daimler mostró cierto interés en descubrir qué aspecto tendría y qué

impresión daría un Mercedes Clase A eléctrico. Los directivos de Daimler

dijeron que visitarían la empresa al mes siguiente para hablar con detalle sobre la

propuesta; los ingenieros de Tesla decidieron dejarlos pasmados y construyeron

dos prototipos antes de su visita. Cuando los directivos de Daimler vieron lo que

habían hecho, encargaron de inmediato cuatro mil paquetes de baterías para

fabricar una flotilla de vehículos de prueba en Alemania. El equipo de Tesla hizo

algo parecido con Toyota, y también consiguió un trato con esta.

En mayo de 2009, la empresa empezó a despegar. Cuando se presentó el

Modelo S, Daimler adquirió una participación del 10 % de Tesla por cincuenta

millones de dólares. Además, ambas compañías formaron una sociedad

estratégica con el objetivo de que Tesla proporcionase los paquetes de baterías

para mil Smart fabricados por Daimler. «Era una cantidad importante de dinero,

y en aquella época dio para mucho —cuenta O’Connell—. Además, fue toda una

validación. La empresa que inventó el motor de explosión estaba invirtiendo en

nosotros. Fue un suceso fundamental, y estoy seguro de que hizo que en el

Departamento de Energía empezaran a tomarnos en serio. Ya no eran solo

nuestros científicos los que decían que teníamos algo bueno. Era la puñetera

Mercedes-Benz.»

Lo cierto es que en enero de 2010, el Departamento de Energía concedió a

Tesla un préstamo de 465 millones de dólares. 6 Era mucho más de lo que la

empresa había esperado obtener en un principio del Gobierno, pero seguía

siendo solo una parte de los más de mil millones que la mayoría de los

fabricantes de automóviles necesitaban para sacar al mercado un nuevo vehículo.

De modo que aunque Musk y O’Connell estaban emocionados por haber

conseguido ese dinero, seguían preguntándose si Tesla sería capaz de cumplir su

parte del trato. La empresa aún necesitaba ingresos extra, o quizá robar una

fábrica de automóviles. Y eso fue más o menos lo que hizo en mayo de 2010.

En 1984, General Motors y Toyota se habían asociado para construir New

United Motor Manufacturing Inc., o NUMMI, en las instalaciones de una

antigua planta de ensamblado de General Motors en Fremont (California), una

ciudad en los alrededores de Silicon Valley. Las dos empresas esperaban que la

factoría conjunta combinase lo mejor de las capacidades estadounidenses y

japonesas en la fabricación de automóviles, y que ello diera como resultado

vehículos más baratos y de mayor calidad. La fábrica produjo millones de

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