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Elon Musk El empresario que anticipa el futuro

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por la misma experiencia. Una de las cosas que más me gustan de Elon es su

habilidad para tomar rápidamente decisiones descomunales. Y así siguen

funcionando las cosas hoy.»

Kevin Watson puede dar fe de ello. Llegó a SpaceX en 2008 tras pasar

veinticuatro años en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA. En el JPL,

Watson trabajó en una amplia variedad de proyectos, incluidas la construcción y

prueba de sistemas informáticos que pudieran soportar las duras condiciones del

espacio. El JPL adquiría normalmente ordenadores caros y especialmente

reforzados, lo que era frustrante para Watson, quien soñaba despierto con formas

de fabricar ordenadores mucho más baratos e igualmente eficaces. En su

entrevista de trabajo con Musk, Watson descubrió que SpaceX necesitaba justo

esa forma de pensar. Musk aspiraba a que el grueso de los sistemas de

computación de un cohete no costase más de 10.000 dólares. Tal cifra era una

locura para los estándares de la industria aeroespacial, donde el precio típico de

los sistemas de aviónica de un cohete era bastante superior a los diez millones.

«En la industria aeroespacial tradicional, la comida en una reunión para discutir

el precio de la aviónica ya costaría más de diez mil dólares», afirma Watson.

En la entrevista de trabajo, Watson le prometió a Musk que podría hacer lo

improbable y entregaría un sistema de aviónica de 10.000 dólares. Empezó a

trabajar en la construcción de los ordenadores para la Dragon inmediatamente

después de ser contratado. El primer sistema recibió el nombre de CUCU,

pronunciado tal cual está escrito, con acento en la segunda u. Esta caja de

comunicaciones iría a la Estación Espacial Internacional y se comunicaría de

vuelta con la Dragon. Bastante gente de la NASA se refería a los ingenieros de

SpaceX como «los chicos del garaje», y tenían un punto de vista cínico sobre la

capacidad de la empresa para hacer gran cosa, incluida la construcción de una

máquina de este tipo. Pero SpaceX fabricó el ordenador de comunicaciones en

tiempo récord, y acabó siendo el primer sistema de su clase que superó el

protocolo de pruebas de la NASA al primer intento. Los funcionarios de la

NASA se vieron obligados a decir «cucú» una y otra vez en las reuniones, una

pequeña maldad que SpaceX había planeado desde el principio para torturar a la

NASA. Con el paso de los meses, Watson y otros ingenieros construyeron el

sistema informático completo para la Dragon, y después adaptaron la tecnología

al Falcon 9. El resultado fue una plataforma de aviónica con redundancia

completa que usaba una mezcla de componentes comerciales estándar y

productos fabricados por SpaceX en la propia empresa. Costaba un poco más de

10.000 dólares, pero se acercaba bastante al objetivo original de Musk.

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