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Angusola y los cuchillos

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tener, por lo menos, un cachito de tierra. En alguna<br />

parte tenía también un hermano, que era jardinero, y<br />

que le había enseñado lo que ella sabía, pero un día se<br />

había ido con una familia para Oriente y no le había<br />

escrito más nunca. Quizás estuviera muerto. Los emigrantes<br />

mueren fácilmente.<br />

Tía Aurelia había ido a casa a cuidar a la vieja en <strong>los</strong><br />

últimos días; y luego a lavar el cadáver, vestirlo, velarlo y<br />

enterrarlo. En eso se había ido cuanto teníamos, pero el<br />

pedacito de tierra era todavía suyo, y no había tenido<br />

que vender la vaca. No era mucho, pero tía Aurelia no<br />

estaba acostumbrada a mucho. Lo que más le afligía<br />

ahora era pensar que <strong>los</strong> años suben y la vida baja y<br />

que no tenía un “arrimo” a su lado. Una noche fue a<br />

casa la bodeguera, y tía Aurelia le dijo, sin venir al caso,<br />

que el arrimo que ella precisaba era un hombre, pero que<br />

ya estaba resignada a no tenerlo. Dijo que, a <strong>los</strong> 35 años,<br />

era virgen, y que probablemente moriría virgen. Esto fue<br />

al año de empezar la guerra.<br />

Al comienzo la gente del Reparto apenas se enteró de<br />

la guerra. Los periódicos apenas llegaban aún allí sino<br />

en envoltorios, con retraso, y lo que pasara al otro lado<br />

del mar, en Europa, no importaba mucho a <strong>los</strong> del Reparto,<br />

visto que (para <strong>los</strong> españoles como tía Aurelia, la<br />

bodeguera y otros) España no había entrado en la guerra.<br />

Ni aún <strong>los</strong> fiñes jugábamos todavía a la guerra —ni<br />

apenas a nada, salvo a las maldades, porque todos éramos<br />

niños pobres en aquel Reparto. Los mayores trabajaban<br />

aquí y allá, donde podían, criando aves, sembrando<br />

viandas. La guagua no pasaba más que una vez al día; a<br />

veces, ni pasaba; y entonces <strong>los</strong> floreros y vendedores de<br />

aves bajaban a pie al paradero. El tren estaba algo lejos.<br />

Pero la guerra dio en animar oscuramente al Reparto.<br />

Se empezaron a hacer otras casitas de madera, y a tirar<br />

cercas, y hasta se alquilaba un coche viejo para llevar<br />

cosas que vender al paradero. La gente parecía contenta,<br />

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