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Angusola y los cuchillos

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trecho que conducía a la loma, en cuyo alto se hallaban<br />

ya. La ciega recordó:<br />

—¿Dónde estamos, hijito? ¿Falta mucho para llegar a<br />

casa?<br />

La respuesta de Antoñoco se hizo invariable:<br />

—No.<br />

Desde entonces, la ciega notó que el camino se hacía<br />

más fácil y que su lazarillo no se apuraba tanto. Aquello<br />

la tranquilizó, pues algunos metros antes de la entrada<br />

del cubil, el camino se hacía pendiente también.<br />

Sí, debían de estar llegando. Esta convicción fue más<br />

patente, aunque sólo por una centésima de segundo,<br />

cuando sintió su pie derecho en el vacío que supuso ser<br />

un bache excavado a pocos pasos de su puerta. Después...<br />

...................................................................................<br />

Una cuadrilla de muchachos del barrio más cercano,<br />

subía pocos minutos después por el otro flanco de la<br />

loma. Llenaban el aire con sus chillidos, y algunos se<br />

entretenían en arrojar guijarros a la boca de la furnia,<br />

que se <strong>los</strong> tragaba vorazmente. Luego se sentían golpear<br />

allá abajo, sobre <strong>los</strong> escombros de cantería que<br />

blanqueaban todavía a la agonizante luz crepuscular<br />

como una dentadura de plata vieja. Uno de el<strong>los</strong>, asomado<br />

al borde, divisó allá abajo una mancha negra,<br />

cuya forma no era posible percibir claramente a aquella<br />

distancia. Debía de ser una res extraviada que se había<br />

despeñado. Antoñoco convino en esto, pero permaneció<br />

impasible, mientras <strong>los</strong> otros competían en tirar piedras<br />

al bulto, por ver si aún vivía. No se mueve —dijo<br />

uno— debió de caerse desde lo alto.<br />

—Es que no le hemos acertado. A ver quién le da primero.<br />

Hay que escuchar, porque en el sonido se sabe.<br />

Tú (a Antoñoco) también, toma.<br />

Y le alargó un aristado guijarro.<br />

Antoñoco lo tomó rece<strong>los</strong>amente. Aguardó a que tiraran<br />

<strong>los</strong> otros. Nada: las piedras chocaban contra la<br />

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