09.05.2013 Views

Angusola y los cuchillos

Angusola y los cuchillos

Angusola y los cuchillos

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

gal<strong>los</strong>, con un ayudante llamado Cunagua, y <strong>los</strong> vendía<br />

o llevaba a las vallas. No parecía hacer más nada.<br />

Demetrio no parecía apurarse nunca en hacer nada.<br />

Demetrio escuchó entrecerrando <strong>los</strong> párpados: primero<br />

hacia Monet y luego hacia el desconocido. Pidió<br />

un aguardiente al bodeguero y, mientras <strong>los</strong> otros callaban,<br />

pasmados, siguió con el ojo más entrecerrado al<br />

hombrecillo alejándose entre las matas hacia el jardín<br />

de tía Aurelia. Después el grupo se abrió para dejarle<br />

paso y Demetrio marchó despacio por la calzada en dirección<br />

a su conuco.<br />

El grupo se volvió entonces contra el bodeguero. Este<br />

era un hombre redondo, medio calvo, con cara de máscara.<br />

El bodeguero bajó la vista. Un isleño se desprendió<br />

del grupo gritando:<br />

—¿Qué les pasa a estos peninsulares? Son todos<br />

germanófi<strong>los</strong>. Se acuestan todas las noches rezando por<br />

el Kaiser.<br />

El bodeguero volvió a apartar la mirada. Dijo rezongando:<br />

—Todos son iguales: Aliados y alemanes. Cada uno<br />

dice lo que le conviene, pero al fin todos van a lo mismo:<br />

a coger lo que pueden.<br />

La bodeguera asomó su cabecita amarilla de la trastienda<br />

y chilló:<br />

—¡Deja que digan!¡Deja que se maten! A nosotros no<br />

nos va ni nos viene. ¡No nos va ni nos viene!<br />

El hombrecito forastero fue directamente a la casita<br />

de tía Aurelia. Ella había salido un instante al portalito,<br />

iba a entrar de nuevo a preparar la comida cuando lo<br />

vio venir entre el día y la noche. Al principio creyó que<br />

era el chino de Demetrio que venía por el atajo, y aun<br />

cuando lo tuvo ante sí, a dos pies de distancia, no podía<br />

dar crédito a sus ojos. Hacía tanto tiempo que no veía a<br />

su hermano, que lo había dado por muerto. Además,<br />

era tan distinto a como lo recordaba, había envejecido<br />

141

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!