09.05.2013 Views

Angusola y los cuchillos

Angusola y los cuchillos

Angusola y los cuchillos

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Aurelia, ni a nadie. Se había llevado las hojas y las había<br />

quemado.<br />

Tía Aurelia se levantó temprano. Estaba todavía encendida,<br />

volvía la cara, bajaba <strong>los</strong> párpados cuando<br />

había gente. Cuando <strong>los</strong> abría un poco lo que se veía en<br />

el<strong>los</strong> era tristeza. Me mandó a mí a la bodega.<br />

A esa hora sólo había mujeres y fiñes en la bodega.<br />

Monet andaba por allí frotándose las manos, riendo para<br />

sí. Sólo él y tío Pablo sabían aquí la gran noticia, y tío<br />

Pablo aún no la creía. Por eso cuando hubo regado las<br />

flores más sedientas bajó a explorar, pensando que el bodeguero<br />

podía saber algo. Monet vio venir a tío Pablo, se<br />

escondió detrás de una columna, riendo para sí, gozando<br />

de antemano la cara que pondría tío Pablo con la noticia.<br />

Monet salió del escondrijo, llegó al mostrador al tiempo<br />

que tío Pablo preguntaba al bodeguero si había llegado<br />

el periódico. Nadie había visto el periódico.<br />

—¿Y tú, jardinero, no lo has visto? —dijo Monet.<br />

Tío Pablo meneó la cabeza bajando la vista. Monet<br />

empezó a ponerse rojo de cólera, dio la vuelta en torno a<br />

las mujeres, miró de frente a tío Pablo. Otra vez este se<br />

volvió y trató de seguir hablando con el bodeguero.<br />

—¡El periódico trae una gran noticia, bodeguero! —dijo<br />

Monet—; pregúntaselo al jardinero. ¡Una gran noticia!<br />

La guagua subía en ese momento pero no traía más<br />

periódicos. No había ninguno en el paradero. Los pasajeros<br />

habían registrado todos <strong>los</strong> kioscos sin encontrar<br />

un periódico. Monet seguía rolando en torno a las mujeres,<br />

mirando de reojo a tío Pablo mientras el bodeguero<br />

despachaba <strong>los</strong> mandados. Tío Pablo todavía se<br />

atrevía a mirar al porquero, todavía pensaba que podía<br />

ocurrir el milagro, si es que no había ocurrido aquella<br />

misma noche, pero la gente que estaba llegando a almorzar<br />

traía la noticia, y sus miradas lastimaban a tío<br />

Pablo. Demetrio venía también bordeando el lometón y<br />

por debajo del jipi sus ojitos apuntaron fieramente a tío<br />

153

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!