09.05.2013 Views

Angusola y los cuchillos

Angusola y los cuchillos

Angusola y los cuchillos

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

tanto, que lo que veían <strong>los</strong> ojos embotaba lo que el alma<br />

sentía. Tía Aurelia se arrojó, llorando, a abrazar a tío<br />

Pablo. Tío Pablo era el forastero.<br />

El barrio no se enteró hasta el otro día. Aquella noche<br />

tía Aurelia cerró las puertas y se quedó en la salita conversando<br />

con tío Pablo. Este no hablaba mucho; todo lo<br />

que tenía que decir lo reducía al desenlace y luego se<br />

quedaba callado mirando en vacío. Tía Aurelia sacó en<br />

limpio que su hermano había trabajado mucho, aprendido<br />

mucho y ganado poco. Llegaba a La Habana arrancado;<br />

ni siquiera traía maleta, pero cuando, por la<br />

mañana, echó una ojeada al jardín dijo que la tierra era<br />

buena y que podía dar lindas flores. Había, además,<br />

matas y árboles donde cultivar parasitarias y enredaderas.<br />

A la hora del almuerzo pidió a tía Aurelia que le<br />

enseñara la escritura y le preguntó si tenía algún ahorro.<br />

—Tengo ahí unos pesos —dijo tía Aurelia. —Y la escritura<br />

está limpia. Yo estaba casi pensando en venderlo<br />

todo, y colocarme nuevamente de criada, pero si tú<br />

dices que se le puede sacar algo…<br />

Tío Pablo le pidió <strong>los</strong> ahorros y bajó a La Habana a<br />

comprar abonos. De regreso pasó de nuevo por la bodega,<br />

pero esta vez no se paró a contradecir a Monet y el<br />

bolón de comentaristas. Monet, disparó tras él las últimas<br />

victorias de <strong>los</strong> Aliados, pero tío Pablo iba sumergido<br />

en su plan de levantar el jardín y no hizo mucho caso.<br />

Algunos rieron viéndolo caminar doblegado. Todos sabían<br />

ya que era hermano de tía Aurelia y que pensaba<br />

mejorar el jardín. El mismo bodeguero había pedido, para<br />

él, postes y alambres de cerca, y el abono llegaría en un<br />

carrito el día siguiente. Demetrio, el del conuco, se hallaba<br />

también en la bodega esta tarde y escuchó <strong>los</strong> comentarios,<br />

pero no tenía nada que decir por su parte. Siguió<br />

a tío Pablo hasta perderlo de vista y luego marchó, como<br />

siempre, despacio, hacia su conuco, seguido de Cunagua.<br />

Cunagua traía al hombro un saco de gal<strong>los</strong> peleados;<br />

142

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!