You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
todo en orden y su ropa y su pelo, ahora canoso, estaban<br />
siempre limpios. Me dijo cuando empezó a mandarme<br />
al Reparto:<br />
—Cuando vuelva papá nos mudaremos para otro reparto<br />
y volveremos a estar todos juntos.<br />
Puede que aún tuviera esperanzas. Tía Aurelia me llevó<br />
al Reparto por la noche. Al día siguiente, por la tarde,<br />
volvimos al Cerro, y tía Aurelia me dejó jugando en la<br />
calle mientras ella entraba a avisar a mamá. Cerró la<br />
ventana y yo me di cuenta de que mamá se estaba arreglando<br />
para recibirme. Luego salió a la puerta, muy<br />
compuesta, con <strong>los</strong> labios pintados, el pelo en coca, y<br />
sonriendo, pero yo me di cuenta de que estaba un grado<br />
más decaída. No había apenas luz en sus ojos ni en<br />
su boca, y sus movimientos eran salteados, como forzados<br />
por pequeños resortes. Pero hasta que tía Aurelia<br />
volvió a llevarme por la tarde, guardó esa apariencia.<br />
Todavía dijo del Viejo:<br />
—Tú verás que se presenta cualquier día. Entonces<br />
nos mudaremos juntos para otro reparto (queriendo decir<br />
un reparto limpio y elegante, en contraste con el reparto<br />
sucio y astroso de tía Aurelia).<br />
Pero al otro día se presentó por allí un hombre sospechoso.<br />
Era domingo y mamá (que iba a misa y no trabajaba<br />
<strong>los</strong> domingos) se pasó el día conmigo salvo las<br />
incursiones que hacía a su cuarto, para reposar, tomar<br />
medicina y componerse —de todo lo cual yo tenía conciencia—.<br />
Por la tarde mamá asomó a la ventana y por<br />
varios minutos observó, atónita, al hombre que se acodaba<br />
en el mostrador de la bodega, mirando disimuladamente<br />
hacia casa.<br />
Yo observé también al hombre. Sabía que era uno de<br />
<strong>los</strong> que andaban con el Viejo, y su presencia aquí indicaba<br />
algo (aunque no vino a casa ni habló con mamá). Pero<br />
ella debió leer el mensaje que sólo al cabo de <strong>los</strong> años<br />
puedo descifrar yo en mi mente. El hombre no venía a<br />
traer ningún mensaje (pero eso mismo resultaba ser un<br />
163