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Angusola y los cuchillos

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durante la noche dio vueltas en el lecho como una leona<br />

enferma. A la mañana siguiente se escurrió a tierra y<br />

no volvió hasta la hora de comer. Morey se ocupaba del<br />

orden a bordo y Prado trataba de conseguir carbón a<br />

cambio de una parte del café, pero no había allí apenas<br />

nada de lo que necesitaba. Eduvigis se acercó a Vigo por<br />

la espalda. Vigo estaba solo en la cabina del timonel.<br />

—Te voy a guindar del palo mayor —le dijo él—. No te<br />

acerques a mí. ¿Ya te has hartado del comandante?<br />

—Tú no harías nada de eso. Tú eres mi hombre y yo<br />

soy tu mujer. De ahora en adelante, para siempre. Por<br />

ti lo he dejado todo. Por ti hice lo que tú no comprendes<br />

en este barco…<br />

Vigo la escuchó con desconfianza.<br />

—¿Qué otras mentiras tienes que decir?<br />

—Tengo un plan. Esta aventura acabará pronto y mal<br />

para <strong>los</strong> que la emprendieron. Yo hice que te dieran cuchillo<br />

y mando. Pero no creas que no tuve que dar nada<br />

a cambio. Escucha. He ido a hablar con el inglés. Nos<br />

llevará en su barco y nos pagará, en libras, el tesoro…<br />

Vigo no sabía a qué tesoro se refería.<br />

—Sí, un tesoro. Por lo menos veinte copas y cálices,<br />

y estuches de oro y plata. Yo sé dónde están. Puedo<br />

sacar<strong>los</strong> esta noche. Tú estarás preparado. El inglés<br />

mandará un bote a las once en punto y tú le echarás la<br />

caja. Yo estaré en tierra y ya no volveré. Tú bajarás al<br />

bote, que irá a tierra, y luego iremos a la Victoria desde<br />

tierra. No me digas que no. El inglés nos dará por lo menos<br />

500 libras. Me lo dijo. Y nos llevará a Jamaica.<br />

Dejemos a estos piratas, que pronto serán apresados.<br />

Vigo se rascó la cabeza como Víctor McLaglen. Era<br />

como Víctor McLaglen en sus papeles de marino, salvo<br />

que más pequeño. Jamás había tenido una mujer para<br />

sí solo. La voz de Eduvigis lo fascinó en realidad más<br />

que un tesoro. Creyó lo que le decía.<br />

—¿Y si nos descubren? —dudó.<br />

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