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TAHUANTINSUYO: El cóndor herido de muerte - Eumed.net

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ciamiento–, viene sosteniendo que durante el<br />

imperio las tierras, según el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> las<br />

cosechas, podian consi<strong>de</strong>rarse clasificadas en<br />

tres gran<strong>de</strong>s grupos: tierras <strong>de</strong>l Inka –o <strong>de</strong>l<br />

Estado–, tierras <strong>de</strong>l Sol –o <strong>de</strong> la religión–, y<br />

tierras <strong>de</strong>l ayllu –o <strong>de</strong> los hatunrunas–.<br />

Si bien muchos autores no lo indican claramente,<br />

por lo general se insinúa que a esos<br />

presuntos tres tipos <strong>de</strong> tierras correspondían<br />

extensiones iguales. Núñez –como pocos–<br />

hace específica referencia a tres tercios iguales,<br />

o “una tercera parte para cada una <strong>de</strong> estas<br />

categorías” <strong>de</strong> tierras 517 .<br />

Así, una parte <strong>de</strong> las tierras agrícolas <strong>de</strong>l<br />

imperio –sin duda las mejores <strong>de</strong> cada valle–,<br />

contribuyó al mantenimiento <strong>de</strong> la élite y a<br />

solventar los gastos que ella <strong>de</strong>cidió realizar.<br />

Muchos autores –como Núñez 518 por ejemplo–,<br />

creen que hasta un tercio <strong>de</strong>l área cultivada<br />

tuvo este <strong>de</strong>stino. Eran –según Rostworowski<br />

519 –las “tierras <strong>de</strong>l Inka” o <strong>de</strong>l Estado.<br />

Ese conjunto incluía las áreas que se adjudicaron<br />

a sí mismas las familias extensivas<br />

–panacas– <strong>de</strong> que se componia la élite 520 <strong>de</strong>l<br />

entorno más próximo al soberano Inka. Quizá<br />

también incluía las que, a título privado, y<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Pachacútec –a <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> Espinoza 521 –,<br />

se autoasignaron los últimos Inkas 522 : Pachacútec,<br />

en Ollantaytambo y Machupicchu 523 ;<br />

Túpac Yupanqui en Tiobamba 524 y Chinchero<br />

525 ; Huayna Cápac en Yucay, Quispeguanca<br />

526 , Cochabamba (Bolivia) 527 , Jaquijaguana,<br />

Gualaquija (¿Ecuador?) y Pucará 528 .<br />

Algunos autores presumen que las extensiones<br />

que se consi<strong>de</strong>ra como “tierras <strong>de</strong>l Inka”,<br />

incluían también aquellas con las que<br />

Túpac Yupanqui y Huayna Cápac recompensaron<br />

la incondicionalidad <strong>de</strong> algunos kurakas<br />

sometidos 529 . Y que incluían a<strong>de</strong>más aquellas<br />

áreas que fueron entregadas como<br />

premio, en usufructo y para el sostenimiento<br />

<strong>de</strong>l sector intermedio 530 .<br />

Con los frutos <strong>de</strong> otro lote <strong>de</strong> tierras confiscadas,<br />

aquellas a las que se <strong>de</strong>nominó las<br />

“tierras <strong>de</strong>l Sol”, se solventó el consumo en<br />

las celebraciones y fiestas religiosas <strong>de</strong>dicadas<br />

al Sol y a las innumerables huacas –o<br />

divinida<strong>de</strong>s– andinas 531 . Y quizá también el<br />

consumo <strong>de</strong>l clero y el que <strong>de</strong>mandaban activida<strong>de</strong>s<br />

afines, como las <strong>de</strong> los acllahuasis,<br />

por ejemplo.<br />

Las áreas restantes, “las tierras <strong>de</strong>l ayllu”<br />

532 –entre las que estaban sin duda las tierras<br />

agronómicamente más pobres–, fueron asignadas<br />

en usufructo a los ayllus <strong>de</strong> hatunrunas,<br />

ya sea a los que permanecieron en sus<br />

territorios y a los que, en calidad <strong>de</strong> mitimaes,<br />

fueron removidos <strong>de</strong> sus tierras ancestrales.<br />

Los frutos extraídos <strong>de</strong> ellas permitían<br />

que la fuerza <strong>de</strong> trabajo se mantuviera existiendo,<br />

perviviera.<br />

No <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>r el hecho <strong>de</strong> que la<br />

historiografía tradicional, casi unánimemente,<br />

haya obviado discriminar y precisar <strong>de</strong><br />

qué tierras se obtenía los frutos con los que el<br />

po<strong>de</strong>r imperial, a lo largo <strong>de</strong> todo un siglo,<br />

financió sus gigantescos gastos militares: alimentación,<br />

vestido, armas, comunicaciones,<br />

construcciones, etc. Del Busto 533 –erróneamente<br />

en nuestro concepto– cree que las<br />

“tierras <strong>de</strong>l Inca” se dieron abasto para proveer<br />

todo ello.<br />

Y –salvo Espinoza– prácticamente ningún<br />

otro historiador precisa bien a cuál <strong>de</strong> los<br />

tercios pertenecían las tierras que produjeron<br />

los exce<strong>de</strong>ntes con los que se solventó el consumo<br />

<strong>de</strong>l enorme sector intermedio <strong>de</strong> especialistas.<br />

Sorpren<strong>de</strong>ntemente, en la Gran Historia<br />

<strong>de</strong>l Perú estos asuntos <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> la tierra, o,<br />

en su <strong>de</strong>fecto, cuanto se refiere al sustento <strong>de</strong><br />

la economía imperial, no han merecido ninguna<br />

atención –ni siquiera en un espacio <strong>de</strong><br />

seis líneas como el que se <strong>de</strong>dica al rayo<br />

<strong>TAHUANTINSUYO</strong>: <strong>El</strong> <strong>cóndor</strong> <strong>herido</strong> <strong>de</strong> <strong>muerte</strong> • Alfonso Klauer 122

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