TAHUANTINSUYO: El cóndor herido de muerte - Eumed.net
TAHUANTINSUYO: El cóndor herido de muerte - Eumed.net
TAHUANTINSUYO: El cóndor herido de muerte - Eumed.net
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Del Busto “malicia” que muchos yanaconas<br />
fueron obligados a mantenerse célibes,<br />
con miras a prestar un mejor servicio 389 . ¿Acaso<br />
los yanaconas agricultores, o los cargadores,<br />
o los extractores <strong>de</strong> miel, por ejemplo?<br />
No, sin duda fueron víctimas <strong>de</strong>l celibato<br />
compulsivo aquellos que fueron <strong>de</strong>stinados<br />
a cuidar a las acllas –las muchachas vírgenes<br />
<strong>de</strong> cuyas vidas y <strong>de</strong>stino disponía el<br />
Inka–, o a cuidar a las mujeres <strong>de</strong>l mismo.<br />
Por lo <strong>de</strong>más, una vez asignados al servicio<br />
<strong>de</strong> alguien, perdían para siempre el <strong>de</strong>recho<br />
a vincularse con su pueblo <strong>de</strong> origen –reconoce<br />
María Rostworowski 390 –.<br />
Las acllas<br />
De otro lado, la tradición guerrera <strong>de</strong> casi<br />
todos los pueblos <strong>de</strong>l orbe incluyó capturar,<br />
como parte <strong>de</strong>l preciado botín <strong>de</strong> guerra, a las<br />
mujeres más hermosas <strong>de</strong>l pueblo vencido.<br />
Tampoco en esto, ni los pueblos andinos en<br />
general, ni el Imperio Inka en particular, fueron<br />
una excepción.<br />
Así, las mujeres e hijas <strong>de</strong> los kurakas <strong>de</strong><br />
los pueblos <strong>de</strong>rrotados llegaron al Cusco formando<br />
parte <strong>de</strong> contingentes <strong>de</strong> prisioneros<br />
<strong>de</strong> guerra –admite Del Busto 391 –. Periódicamente,<br />
a<strong>de</strong>más, los pueblos conquistados tenían<br />
que entregar un selecto grupo <strong>de</strong> niñas<br />
cuyas eda<strong>de</strong>s fluctuaban entre ocho y diez<br />
años –<strong>de</strong>talla Espinoza 392 –. <strong>El</strong> cronista Hernando<br />
<strong>de</strong> Santillán refiere 393 :<br />
...tomaban muchas mujeres <strong>de</strong> las más<br />
principales, hijas <strong>de</strong> señores y <strong>de</strong> sus hermanos<br />
y hermanas...<br />
Iban <strong>de</strong>stinadas a los acllahuasis. En éstos,<br />
las mamaconas 394 , generalmente reclutadas<br />
también entre los pueblos dominados,<br />
adiestraban a las niñas en la confección <strong>de</strong> tejidos,<br />
preparación <strong>de</strong> comidas y bebidas, artesanía,<br />
etc.<br />
Para esas niñas y jóvenes –las acllas–,<br />
escogidas y cautivas 395 , el <strong>de</strong>stino podía ser<br />
convertirse en esposa secundaria <strong>de</strong>l Inka. O,<br />
cedida por éste, en esposa principal o secundaria<br />
<strong>de</strong> alguien a quien aquél quería agradar,<br />
fuera un orejón, el sumiso kuraka <strong>de</strong> un pueblo<br />
dominado, o un <strong>de</strong>stacado funcionario<br />
–dice María Rostworowski 396 –. Por último,<br />
aún jóvenes, por <strong>de</strong>cisión imperial, podían<br />
terminar sus días muriendo en sacrificio como<br />
parte <strong>de</strong> ceremonias religiosas –afirma<br />
Horst Natchtigall 397 –.<br />
<strong>El</strong>ena Aibar ha ubicado poco más <strong>de</strong><br />
veinte acllahuasis en el territorio imperial,<br />
pero Wal<strong>de</strong>mar Espinoza dice que fueron aproximadamente<br />
cuarenta 398 . Los más gran<strong>de</strong>s,<br />
en Cusco, Puno y Huánuco, llegaron a<br />
albergar 1 500 y hasta 2 000 acllas 399 .<br />
Éstas <strong>de</strong>bían mantener la virginidad hasta<br />
asumir el <strong>de</strong>stino que les asignaba el po<strong>de</strong>r<br />
imperial. Los castigos por faltar a la norma<br />
eran drásticos; tanto para ella como para el<br />
varón con el que se había consumado la falta:<br />
morían colgados, algunas veces <strong>de</strong> los pies,<br />
sobre hogueras <strong>de</strong> ají seco; asfixiados, <strong>de</strong>spedazados,<br />
<strong>de</strong>speñados, quemados o enterrados<br />
vivos –refiere en <strong>de</strong>talle <strong>de</strong>l Busto 400 –.<br />
“Se dice –agrega nuestro historiador–,<br />
que no concluía aquí la venganza <strong>de</strong>l Sol, sino<br />
que el pueblo <strong>de</strong> los culpables era totalmente<br />
asolado, matándose a todos los hombres<br />
–comenzándose por los Curacas– y siguiéndose<br />
con los animales y plantas”.<br />
En la Gran Historia <strong>de</strong>l Perú 401 , sus autores no<br />
han consi<strong>de</strong>rado necesario conce<strong>de</strong>r un título específico<br />
para los mitimaes ni para los yanaconas, pero sí en<br />
cambio uno para las acllas. Ciertamente es breve,<br />
cuenta con apenas tres párrafos. Pero en ellos, sin embargo,<br />
ha habido sitio para gruesos errores. Veamos.<br />
<strong>TAHUANTINSUYO</strong>: <strong>El</strong> <strong>cóndor</strong> <strong>herido</strong> <strong>de</strong> <strong>muerte</strong> • Alfonso Klauer 91