TAHUANTINSUYO: El cóndor herido de muerte - Eumed.net
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Es sin embargo <strong>de</strong>plorable que un inconciente<br />
error <strong>de</strong> análisis e interpretación histórica<br />
<strong>de</strong> hace 500 años, siga repitiéndose<br />
hoy, cuando ya hay absoluta certeza científica<br />
<strong>de</strong> que la realidad fue otra. Mantener viva<br />
tan grave <strong>de</strong>formación <strong>de</strong> la historia es quizá<br />
uno <strong>de</strong> los cargos más graves que pue<strong>de</strong> hacerse<br />
a la historiografía tradicional.<br />
Por lo <strong>de</strong>más, es en la ausencia <strong>de</strong> análisis<br />
don<strong>de</strong> se vienen refugiando y disimulando<br />
algunas <strong>de</strong> las más gran<strong>de</strong>s inconsistencias<br />
que todavía se difun<strong>de</strong>.<br />
En efecto, con la “productividad agrícola<br />
<strong>de</strong> subsistencia” <strong>de</strong>l siglo XVI, ¿no se habría<br />
dado hambruna generalizada si el “90 % <strong>de</strong><br />
la población <strong>de</strong>l imperio” se hubiera alimentado<br />
sólo <strong>de</strong>l “33 % <strong>de</strong> las tierras cultivadas”?<br />
Resulta pues obvio que, <strong>de</strong> los tres términos<br />
<strong>de</strong> la cuestión, el último asoma a todas<br />
luces como falso. Debió ser sin duda mucho<br />
más alto, quizá tanto –o incluso más– que el<br />
60 % que aquí estamos estimando.<br />
Pues bien, no habría sido entonces tanto<br />
en términos <strong>de</strong> alimentación como se puso <strong>de</strong><br />
manifiesto el gravísimo daño que el Imperio<br />
Inka infirió a los pueblos dominados. Sino en<br />
todos aquellos otros aspectos <strong>de</strong> la vida a los<br />
que hasta aquí hemos hecho referencia, y en<br />
otros que veremos más a<strong>de</strong>lante.<br />
En síntesis, nuestra hipótesis respecto <strong>de</strong><br />
la distribución <strong>de</strong> la riqueza agrícola es pues<br />
que cada individuo <strong>de</strong> la élite imperial tenía<br />
una disponibilidad <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> origen agrícola<br />
20 veces mayor que el promedio <strong>de</strong><br />
los individuos <strong>de</strong>l sector intermedio, y 45<br />
veces más alto que la disponibilidad <strong>de</strong> consumo<br />
<strong>de</strong> un hatunruna.<br />
Si nuestras presunciones a este respecto estuviesen<br />
efectivamente cerca <strong>de</strong> la verdad, incluso en el<br />
Imperio Inka se habrían dado condiciones <strong>de</strong> distribu-<br />
ción <strong>de</strong> la riqueza más equitativas que las que hoy<br />
mismo se dan en el Perú. Y ello es <strong>de</strong>cir bastante <strong>de</strong> las<br />
gravísimas –y todavía potencialmente explosivas–<br />
inequida<strong>de</strong>s que se dan en la sociedad andina <strong>de</strong> nuestros<br />
días.<br />
En relación con la riqueza pecuaria, se sabe<br />
que la explotación como alimento e insumos<br />
<strong>de</strong> la inmensa población <strong>de</strong> camélidos<br />
jugó un papel <strong>de</strong>stacable en la economía <strong>de</strong>l<br />
Tahuantinsuyo, pero muy probablemente sólo<br />
fue una pequeña fracción <strong>de</strong>l PBI imperial.<br />
Como proveedores <strong>de</strong> lana para tejidos y<br />
cuerdas, <strong>de</strong> alimento seco y fresco, <strong>de</strong> cueros<br />
para calzado, como medio <strong>de</strong> transporte <strong>de</strong><br />
mercancías y como objetos <strong>de</strong> sacrificio religioso,<br />
los camélidos fueron singularmente<br />
apreciados.<br />
La posesión <strong>de</strong> hatos <strong>de</strong> llamas, alpacas y<br />
vicuñas siguió pautas similares a las <strong>de</strong> la tenencia<br />
<strong>de</strong> la tierra –afirma Rostworowski 538 –.<br />
Había pues hatos y pastos estatales y <strong>de</strong> los<br />
miembros <strong>de</strong> la élite, <strong>de</strong>l Sol y <strong>de</strong> las huacas,<br />
<strong>de</strong> los ayllus, etc., en proporciones probablemente<br />
equivalentes a las que se ha señalado<br />
para las tierras.<br />
Como en el caso <strong>de</strong> la tierra, el Estado<br />
imperial pasó a poseer enormes poblaciones<br />
gana<strong>de</strong>ras confiscándolas a los pueblos conquistados.<br />
Su principal uso fue militar, en<br />
particular como medio <strong>de</strong> transporte <strong>de</strong> provisiones<br />
y abastecimientos. Para ese efecto,<br />
por ejemplo, se <strong>de</strong>stinó hatos <strong>de</strong> 15 000 animales<br />
o más a los ejércitos en campaña –afirma<br />
Murra 539 –. Y –según el mismo autor 540 –,<br />
sólo en situaciones <strong>de</strong> emergencia tales hatos<br />
eran utilizados como alimento por el ejército.<br />
Durante el Imperio Inka no se dio ninguna<br />
forma <strong>de</strong> circulación mo<strong>net</strong>aria –afirma<br />
Rostworowski 541 –.<br />
<strong>El</strong> trueque –según Espinoza 542 –casi no se<br />
dio en las áreas cordilleranas, don<strong>de</strong> sólo es-<br />
<strong>TAHUANTINSUYO</strong>: <strong>El</strong> <strong>cóndor</strong> <strong>herido</strong> <strong>de</strong> <strong>muerte</strong> • Alfonso Klauer 126