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TAHUANTINSUYO: El cóndor herido de muerte - Eumed.net

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mita guerrera, fueron movilizados y obligados<br />

a guerrear a cambio <strong>de</strong> nada.<br />

Asumiendo, por ejemplo, que el ejército<br />

imperial estuvo compuesto, como promedio<br />

anual, por 50 000 soldados, cada uno <strong>de</strong> los<br />

cuales prestó servicios por espacio <strong>de</strong> 2 años;<br />

asumiendo que las bajas fueron <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l<br />

30 %; y asumiento que esas condiciones se<br />

dieron durante 90 años; habrían estado entonces<br />

en el servicio activo <strong>de</strong>l ejército imperial,<br />

y participado en las guerras, no menos<br />

<strong>de</strong> 3 millones <strong>de</strong> hombres –auxiliados por un<br />

número muy gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> mujeres–.<br />

Siendo que el ejército imperial enfrentó,<br />

por lo general, a huestes menos numerosas,<br />

pero con muchísima mayor mortandad, pue<strong>de</strong><br />

entonces también admitirse que otros 2<br />

millones estuvieron involucrados en guerra,<br />

pero contra el imperio.<br />

La inmensa mayoría <strong>de</strong> los combatientes,<br />

quizá el 70 % <strong>de</strong> los 5 millones ya involucrados,<br />

se vieron obligados a servir tanto en uno<br />

como en otro ejército: primero contra el ejército<br />

imperial y, luego y a pesar <strong>de</strong> sí mismos,<br />

<strong>de</strong>ntro sus filas.<br />

Si nuestros cálculos con correctos, durante<br />

el siglo <strong>de</strong> vigencia <strong>de</strong>l proyecto imperial<br />

inka, más <strong>de</strong> 1 500 000 hatunrunas habrían<br />

muerto en combate contra o como parte <strong>de</strong>l<br />

ejército imperial.<br />

La cifra resulta sencillamente espeluznante.<br />

Y el daño que sólo por ese concepto infringió<br />

el imperialismo inka a los pueblos <strong>de</strong><br />

los An<strong>de</strong>s, lisa y llanamente catastrófico.<br />

No es difícil pues colegir que, al cabo <strong>de</strong><br />

ese siglo <strong>de</strong> <strong>de</strong>scomunal y <strong>de</strong>mográficamente<br />

tan dañino esfuerzo bélico, las últimas mitas<br />

guerreras que convocó Huayna Cápac <strong>de</strong>bieron<br />

tener poco éxito, huérfanas <strong>de</strong> hatunrunas<br />

que huían <strong>de</strong> esa leva compulsiva.<br />

Según parece, fue en ese contexto que<br />

Huayna Cápac se vio obligado a convocar a<br />

“mercenarios” <strong>de</strong> toda laya, y a precios cada<br />

vez más altos.<br />

La historiografía tradicional informa –como<br />

por ejemplo señala Wal<strong>de</strong>mar Espinoza<br />

285 –, que mientras el resto <strong>de</strong>l ayllu quedaba a<br />

cargo <strong>de</strong> su parcela, el soldado recibía en<br />

campaña abundantes raciones y diversos artículos<br />

<strong>de</strong> prestigio; asimismo premios por<br />

acciones distinguidas; y contaba con el <strong>de</strong>recho<br />

<strong>de</strong> participar <strong>de</strong>l botín y saqueo <strong>de</strong> los<br />

pueblos vencidos. Y –como se ha visto anteriormente–,<br />

y siempre a costa <strong>de</strong>l botín <strong>de</strong><br />

guerra, jefes y oficiales recibían fardos <strong>de</strong><br />

ropa, vajillas <strong>de</strong> oro y plata, joyas, ganado,<br />

mujeres, e incluso tierras.<br />

Pues bien, aunque resulte <strong>de</strong> perogrullo,<br />

<strong>de</strong>be <strong>de</strong>stacarse aquí que todas y cada una <strong>de</strong><br />

esas recompensas <strong>de</strong> otorgaban “<strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

la batalla”, y siempre, claro está, que ella<br />

hubiese sido ganada.<br />

Es obvio sin embargo –aunque no lo precisa<br />

la historiografía tradicional–, que todo<br />

ello <strong>de</strong>bió correspon<strong>de</strong>r a las primeras décadas<br />

<strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> expansión imperial,<br />

cuando se conquistó pueblos y naciones que,<br />

como los icas, chimú, cajamarcas o huancas<br />

por ejemplo, <strong>de</strong>bieron proporcionar gran<strong>de</strong>s<br />

y riquísimos botines <strong>de</strong> guerra, fruto <strong>de</strong> siglos<br />

<strong>de</strong> explotación <strong>de</strong> sus no menos ricos y<br />

productivos gran<strong>de</strong>s valles.<br />

Mas –siendo coherentes con las evi<strong>de</strong>ncias<br />

arqueológicas <strong>de</strong>l escaso <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />

los pueblos norecuatoriales o <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong><br />

Chile–, resulta inimaginable que gran<strong>de</strong>s y<br />

generosos botines <strong>de</strong> guerra hubiesen sido<br />

obtenidos en las campaña <strong>de</strong> conquista <strong>de</strong><br />

esos territorios.<br />

Pero, menos aún, en las campañas <strong>de</strong><br />

reconquista que tuvo que realizar Huayna<br />

<strong>TAHUANTINSUYO</strong>: <strong>El</strong> <strong>cóndor</strong> <strong>herido</strong> <strong>de</strong> <strong>muerte</strong> • Alfonso Klauer 78

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