10.01.2013 Views

El lenguaje en las ciencias, el derecho y las bellas artes

El lenguaje en las ciencias, el derecho y las bellas artes

El lenguaje en las ciencias, el derecho y las bellas artes

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>El</strong> <strong>l<strong>en</strong>guaje</strong> infantil <strong>en</strong> una sociedad de cambios<br />

• Los niños mayoritariam<strong>en</strong>te no <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>l<strong>en</strong>guaje</strong> figurado:<br />

En una conversación de adultos se dijo que a algui<strong>en</strong> había que hablarle<br />

con <strong>el</strong> corazón. Violeta (intervini<strong>en</strong>do): Los corazones no hablan.<br />

• Cuando se trata de palabras polisémicas (con varios significados) optan<br />

por <strong>el</strong> que <strong>el</strong>los conoc<strong>en</strong>, aunque <strong>el</strong> resultado sea extraño:<br />

En 1979, mi hijo F<strong>el</strong>ipe, de siete años <strong>en</strong> ese <strong>en</strong>tonces, cuando se le dijo<br />

que una persona “andaba <strong>en</strong> dilig<strong>en</strong>cias”, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dió que “viajaba <strong>en</strong> una dilig<strong>en</strong>cia<br />

tirada por caballos”.<br />

Claudia, a los cinco años, al saber d<strong>el</strong> primer trasplante de corazón, dibujó<br />

un macetero con un corazón <strong>en</strong>terrado.<br />

• Cuando aparec<strong>en</strong> palabras difíciles o que no conoc<strong>en</strong>, <strong>las</strong> reemplazan<br />

por palabras más fáciles o conocidas por <strong>el</strong>los.<br />

Francisco, a los tres años y medio, cantaba con <strong>en</strong>tusiasmo: Colocolo, <strong>el</strong> equipo<br />

que ha sabido ser camión.<br />

F<strong>el</strong>ipe a los siete años escuchó que se pescaba con señu<strong>el</strong>os. Le contaba a<br />

todo <strong>el</strong> mundo que su padre pescaba con pañu<strong>el</strong>os.<br />

Dicho sea de paso, K<strong>en</strong>neth Goodman (1969) observó que este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o<br />

se ext<strong>en</strong>día a la lectura y llamó miscues a estos reemplazos. Goodman<br />

distingue <strong>en</strong>tre los miscues, los aceptables, que correspond<strong>en</strong> a reemplazos<br />

que no alteran <strong>el</strong> s<strong>en</strong>tido, y los errores que alteran o anulan <strong>el</strong> s<strong>en</strong>tido. Los<br />

dos ejemplos que he dado serían errores. Si un niño reemplaza resid<strong>en</strong>cia<br />

por casa, al t<strong>en</strong>er dificultades para leer la primera palabra, pero <strong>en</strong>t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do<br />

su s<strong>en</strong>tido, ha cometido un miscue aceptable y no puede ser calificado<br />

como mal lector.<br />

Desde <strong>el</strong> inicio de la adquisición de <strong>l<strong>en</strong>guaje</strong> los niños manejan pronombres,<br />

cantidades y otras particularidades que superan con creces la<br />

dificultad de d<strong>en</strong>ominar algún objeto concreto.<br />

Joaquín, cercano a los tres años, solo utilizaba la palabra mamá y una<br />

serie de gruñidos, gestos y ademanes para darse a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der. Todos estaban<br />

muy preocupados y p<strong>en</strong>saban <strong>en</strong> un severo trastorno d<strong>el</strong> <strong>l<strong>en</strong>guaje</strong>. En un<br />

determinado mom<strong>en</strong>to, le regalaron un libro de cuatro páginas con forma<br />

de cerdo.<br />

Joaquín examinó <strong>el</strong> libro, sin abrirlo, y de algún modo dio a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der<br />

que reconocía al animal. Al abrirlo, aparecieron dos cerdos. Joaquín muy<br />

admirado, agregó dos palabras a su vocabulario: ¡Oto! (por otro) ¡Dos!<br />

Ante esta situación Pesse (2011), especialista <strong>en</strong> trastornos de la comunicación<br />

y <strong>l<strong>en</strong>guaje</strong> infantil, acota: “Ocurre muchas veces que un niño de<br />

un año y medio a dos años se muestra sil<strong>en</strong>cioso sin motivo apar<strong>en</strong>te; su actitud<br />

es pot<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te interactiva, arreglándose<strong>las</strong> con gestos, jerga y más<br />

de algún monosílabo. Esos primeros códigos comunicativos son <strong>el</strong> ruido<br />

Anales d<strong>el</strong> Instituto de Chile. Estudios 2012 111<br />

anales 2012.indd 111 19/11/2012 7:54:55

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!