El lenguaje en las ciencias, el derecho y las bellas artes
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Sobre Baltasar Gracián: la ambigüedad d<strong>el</strong> discurso moral<br />
Es singular y digno de apuntación que un crítico de la talla de Américo<br />
Castro diga que <strong>en</strong> la obra de Gracián nunca la emoción es tema es<strong>en</strong>cial,<br />
“ayuna de amores” la ve, y si<strong>en</strong>te que <strong>el</strong> campo humano, para <strong>el</strong> jesuita, es<br />
más embestible que cultivable. Y digo que es extraño porque yo si<strong>en</strong>to la<br />
obra impregnada de muy fuertes emociones o estados emocionales, como<br />
<strong>el</strong> pesimismo mayor, sin tristeza pero con des<strong>en</strong>canto, y que precisam<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> <strong>el</strong> gesto de deformar la realidad llevándola a extremo debiera reconocerse<br />
un movimi<strong>en</strong>to (esto es, una e-moción) que no huye ni rehúye, sino<br />
se asi<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> la realidad moral. Es quizá obvio que lo emotivo y lo moral, si<br />
bi<strong>en</strong> aspectos conexos y quizá inseparables de lo humano, precisan de una<br />
expresión manifiesta para la correcta percepción. Pero aquí sospecho que<br />
la d<strong>en</strong>sidad d<strong>el</strong> estilo, la economía aglutinante de la expresión, d<strong>en</strong>sifica <strong>el</strong><br />
afecto al punto de hacerlo difícilm<strong>en</strong>te reconocible. Y al no ir descripción<br />
de acciones cotidianas o de circunstancias escénicas que ilustr<strong>en</strong> los afectos<br />
y <strong>las</strong> emociones, queda la <strong>en</strong>señanza moral y su nexo con la emotividad<br />
oculto tras una construcción verbal que se rinde a la emoción solam<strong>en</strong>te<br />
después de haberla descompuesto con <strong>el</strong> int<strong>el</strong>ecto.<br />
No de otro modo hay que considerar <strong>el</strong> trasfondo satírico, y hasta <strong>en</strong><br />
ocasiones picaresco, d<strong>el</strong> discurrir de Critilo y Andr<strong>en</strong>io. <strong>El</strong> autor hace gestos<br />
afirmativos a Francisco de Quevedo y Mateo Alemán, pero su tratami<strong>en</strong>to<br />
de los personajes no permite empar<strong>en</strong>tarlos con don Pablos y Guzmán.<br />
De hecho, la picaresca de Lazarillo y de estos autores parece describir una<br />
suerte de laxitud moral, de indisciplina vital que permite aprovechar <strong>las</strong><br />
oportunidades a despecho de cualquier norma ética. En todo <strong>el</strong> m<strong>en</strong>saje<br />
global de Criticón no creo exista desvalorización d<strong>el</strong> esfuerzo civilizatorio,<br />
aprovechami<strong>en</strong>to d<strong>el</strong> prójimo o siquiera r<strong>el</strong>ajación moral. Casi diría que<br />
<strong>el</strong> cuadro vital y biográfico de Criticón, con sus contrastes programados <strong>en</strong><br />
una geometricidad que parece negar <strong>las</strong> emociones, es más próximo a un<br />
universo moral integral. Con sus infaltables incoher<strong>en</strong>cias, con sus particularismos<br />
irritantes, con la indecisión ante los desafíos vitales, <strong>en</strong> fin, con<br />
la ambigüedad d<strong>el</strong> discurso moral.<br />
Creo que “<strong>El</strong> Criticón”, a difer<strong>en</strong>cia de los manuales de “savoir vivre”<br />
que Gracián publicó esquematizando al héroe, al discreto, al político, al<br />
hombre de mundo, prud<strong>en</strong>te y sabio, es un <strong>el</strong>ogio perman<strong>en</strong>te a la diversidad<br />
de la condición humana, siempre distinta a sí misma, siempre<br />
inacabada <strong>en</strong> su diseño. Y nos deja <strong>el</strong> m<strong>en</strong>saje exist<strong>en</strong>cialista de que nada<br />
hay dado sino todo por hacer. La moral no es solam<strong>en</strong>te adhesión a un código<br />
de deberes. Tampoco una solicitación de bu<strong>en</strong>os fines. Es un artificio,<br />
palabra ésta que Gracián usa con frecu<strong>en</strong>cia y adjetiva como artístico, una<br />
construcción de <strong>las</strong> sociedades humanas. Probablem<strong>en</strong>te con muchas facetas,<br />
perspectivas y dim<strong>en</strong>siones. Pero sin duda con <strong>las</strong> dos c<strong>en</strong>trales que<br />
repres<strong>en</strong>tan Critilo y Andr<strong>en</strong>io, la razón civilizada y civilizatoria por un<br />
lado –con su forma propia de ver y s<strong>en</strong>tir, y la razón natural, d<strong>el</strong> impulso<br />
Anales d<strong>el</strong> Instituto de Chile. Estudios 2012 181<br />
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