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El Cine Segun Hitchcock.pdf - Daniel Melero

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82 François Truffaut<br />

nosotros. En el «remake», Ralph Thomas ha insertado<br />

durante la escena dos o tres planos cercanos de los dos<br />

espías en la calle y por ello la escena pierde eficacia:<br />

nos familiarizamos con los dos espías y dejamos de sentir<br />

miedo por el protagonista.<br />

A.H. Es realmente lamentable; hacer esto es no saber<br />

lo que se hace, porque es evidente que no se debe cambiar<br />

de punto de vista en una situación como ésta, es<br />

rigurosamente imposible.<br />

F.T. Viendo de nuevo su versión de Treinta y nueve<br />

escalones me he dado cuenta de que, más o menos por<br />

esta época, empezó usted a maltratar sus guiones, quiero<br />

decir a no tener en cuenta la verosimilitud de la intriga<br />

o, en todo caso, a sacrificar constantemente la verosimilitud<br />

en beneficio de la emoción pura.<br />

A.H. Sí, estoy de acuerdo.<br />

F.T. Por ejemplo, cuando Robert Donat deja Londres<br />

y sube al tren, sólo encuentra cosas inquietantes o, si se<br />

prefiere, interpreta la realidad en este sentido; cree que<br />

los dos viajeros que están sentados frente a él en el compartimento<br />

le vigilan desde detrás del periódico; cuando<br />

el tren se para en una estación, se ven policías por la<br />

ventana, rígidos como postes, que miran derecho al objetivo.<br />

Todo es signo de peligro, todo es amenaza, con una<br />

voluntad que señala realmente un paso hacia la estilización<br />

americana.<br />

A.H. Sí. Entramos en un período en el que la atención<br />

por el detalle es mayor que antes. Constantemente me<br />

decía: hay que llenar el tapiz aquí, hay que completar<br />

el tapiz allá.<br />

Lo que me gusta de Treinta y nueve escalones es lo<br />

súbito de las transiciones. Robert Donat ha ido por su<br />

propia cuenta a la comisaría para denunciar al hombre<br />

del dedo amputado y contar cómo escapó de la muerte<br />

gracias a la bala de revólver alojada en la Biblia; pero<br />

no le creen y le ponen las esposas; no se sabe cómo saldrá<br />

de ello. La cámara pasa a la calle y se ve saltar a Donat<br />

a través de la ventana que se rompe en mil pedazos. Inmediatamente,<br />

se cruza con un grupo de músicos del<br />

Ejército de Salvación y se mezcla con ellos. Después, se

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