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El Cine Segun Hitchcock.pdf - Daniel Melero

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92 François Truffaut<br />

estos papeles secundarios, más difíciles de interpretar que<br />

los de los personajes principales, resultan de más delicada<br />

distribución y debe prestárseles una mayor atención?<br />

A.H. Exactamente.<br />

F.T. Evidentemente, la escena más bella de Sabotage<br />

es la de la comida, hacia el final de la película, después<br />

de la explosión de la bomba que ha causado la muerte del<br />

niño, cuando Sylvia Sydney toma la decisión de matar a<br />

Osear Homolka. Hay muchos detalles que son alusiones<br />

al niño muerto y, al final, cuando ella apuñala a su marido,<br />

no es tanto un asesinato como un suicidio. Osear<br />

Homolka se deja matar por Sylvia Sydney, y ésta, al mismo<br />

tiempo que lo apuñala, da pequeños gritos suaves y<br />

lastimeros, es admirable... Es la misma idea de la muerte<br />

de «Carmen» de Mérimée.<br />

A.H. Todo el problema residía en que era preciso que<br />

la simpatía del público estuviese de parte de Sylvia Sydney,<br />

era preciso que la muerte de Verloc no fuese más que<br />

un accidente y, para ello, era absolutamente necesario que<br />

el público se identificara con Sylvia Sydney. En este<br />

caso concreto no se pide al público que tenga miedo, sino,<br />

francamente, que tenga ganas de matar, y esto es más<br />

difícil. Procedí de la siguiente manera:<br />

Cuando Sylvia Sydney lleva el plato de verdura a la<br />

mesa, está realmente obsesionada por el cuchillo, como<br />

si su mano fuese a cogerlo independientemente de su voluntad.<br />

La cámara encuadra su mano, luego sus ojos,<br />

luego la mano y una vez más los ojos hasta el momento<br />

en que su mirada, bruscamente, adquiere conciencia de lo<br />

que significa el cuchillo. En este instante, pongo un<br />

plano completamente vulgar que muestra a Verloc comiendo<br />

su guiso, distraídamente, como todos los días.<br />

Después vuelvo a la mano y al cuchillo.<br />

La mala manera de proceder habría consistido en pedir<br />

a Sylvia Sydney que explicara al público mediante juegos<br />

de fisonomía todo lo que pasa en su fuero interno, pero<br />

a mí no me gusta esto. En realidad, la gente no lleva<br />

sus sentimientos impresos en el rostro; soy un director<br />

y trato de exponer al público el estado de ánimo de esta<br />

mujer mediante los simples medios del cine.

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