Manual de Teoría y Práctica del Acondicionamiento Físico
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supervivencia. (NEJM Marzo 2002; vol: 346: 793-801 y 852-853)<br />
3.6.1. Modificación <strong>de</strong> factores <strong>de</strong> riesgo<br />
3.6.1.1. Lípidos Plasmáticos<br />
Todas las formas <strong>de</strong> ejercicio físico dinámico o aeróbico promueven la pérdida <strong>de</strong> los<br />
lípidos que constituyen la cobertura <strong>de</strong> las lipoproteínas <strong>de</strong> muy baja <strong>de</strong>nsidad (VLDL). En<br />
este sentido, el ejercicio actuaría como un verda<strong>de</strong>ro hipolipemiante. El resto <strong>de</strong> partículas <strong>de</strong><br />
lipoproteína <strong>de</strong> baja <strong>de</strong>nsidad (factor <strong>de</strong> riesgo más elevado) se transforma en partículas <strong>de</strong><br />
lipoproteínas HDL (<strong>de</strong> alta <strong>de</strong>nsidad o protector). Por consiguiente, a través <strong>de</strong>l ejercicio los<br />
triglicéridos se transforman en ácidos grasos que no se utilizan como fuente energética,<br />
aumentan las lipoproteínas HDL y disminuye el colesterol y lipoproteínas LDL, lo que tiene<br />
efecto protector frente a la enfermedad arterioesclerótica (Serra, 2000).<br />
Estudios previos realizados en atletas <strong>de</strong>mostraron que los valores <strong>de</strong> lipoproteínas <strong>de</strong><br />
alta intensidad (HDL) eran más altos y los <strong>de</strong> baja <strong>de</strong>nsidad (LDL) más bajos que en<br />
individuos con estilo <strong>de</strong> vida se<strong>de</strong>ntario (Williams et al. 1987,1989). Los cambios producidos<br />
por el ejercicio físico están más en relación con el gasto energético que con la intensidad <strong>de</strong>l<br />
ejercicio. De esta forma se explicarían las modificaciones en los niveles plasmáticos <strong>de</strong><br />
lipoproteínas con las diferentes modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> trabajo dinámico (carrera continua, andar a<br />
paso vigoroso, remo, patinaje, bicicleta, aeróbic, sesiones integradas, etc.).<br />
Para observar cambios en los niveles plasmáticos <strong>de</strong> lipoproteínas se requiere un<br />
volumen <strong>de</strong> trabajo suficientemente elevado. Probablemente, los programas <strong>de</strong> ejercicio en los<br />
que el objetivo es la mejora <strong>de</strong> la condición física con tres sesiones <strong>de</strong> entre 20-30 minutos a<br />
la semana <strong>de</strong> trabajo dinámico son insuficientes para obtener cambios significativos en las<br />
lipoproteínas plasmáticas. En un estudio se ha recomendado un volumen <strong>de</strong> ejercicio<br />
equivalente a una carrera continua <strong>de</strong> unos 20 km a la semana (Wood et al. 1983). La<br />
significación estadística <strong>de</strong>l umbral <strong>de</strong> ejercicio para cambios en el colesterol HDL, se<br />
establece en los 11 km, cuando se compara a corredores con personas se<strong>de</strong>ntarias (Kokkinos<br />
et al. 1996).<br />
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