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las doctrinas de San Agustín sobre la gracia y la predestinación, al tiempo que pretendía que era precisamente sobre el<br />

Santo de Hipona que basaba sus enseñanzas.<br />

La otra controversia de importancia tuvo que ver con la presencia de Cristo en la Eucaristía. El motivo de esta controversia<br />

fue una obra <strong>del</strong> monje Radberto acerca Del cuerpo y la sangre <strong>del</strong> Señor. En ella, Radberto decía que cuando<br />

el pan y el vino eran consagrados se transformaban en el cuerpo y la sangre <strong>del</strong> Señor. Ya no eran pan y vino, sino el<br />

mismo cuerpo que nació de la Virgen María y que se levantó <strong>del</strong> sepulcro, y la misma sangre que corrió en el Gólgota.<br />

Según Radberto, aunque esta transformación tiene lugar de un modo misterioso, y los sentidos normalmente no pueden<br />

verla, hay casos extraordinarios en los que le es dado al creyente ver el cuerpo y la sangre <strong>del</strong> Señor, en lugar de pan y<br />

vino.<br />

Cuando Carlos el Calvo leyó el tratado de Radberto, tuvo dudas acerca de lo que en él se decía, y le pidió aclaraciones<br />

al monje Ratramno de Corbie. Este le contestó que, aunque el cuerpo de Cristo está verdaderamente presente en la<br />

comunión, esa presencia no es la misma de cualquier otro cuerpo, y que en todo caso el cuerpo eucarístico no es el<br />

cuerpo histórico de Jesús, que se encuentra en el cielo a la diestra <strong>del</strong> Padre.<br />

Esta controversia nos muestra que fue durante el período oscuro que siguió a las invasiones de los bárbaros que<br />

empezó a tomar forma la doctrina según la cual el pan y el vino se transforman en el cuerpo y la sangre <strong>del</strong> Salvador, y<br />

dejan de ser pan y vino. En el período carolingio, aunque esta opinión se había generalizado, los más estudiosos sabían<br />

que se trataba sólo de una exageración popular. Poco después comenzará a hablarse de un “cambio de sustancia”, y por<br />

fin en el siglo XIII el Cuarto Concilio de Letrán (año 1215) promulgaría la doctrina de la transubstanciación.<br />

Estas son sólo unas pocas de las muchas controversias que tuvieron lugar durante el período carolingio. A primera<br />

vista, podríamos pensar que se trata de una serie de discusiones sin sentido, que no llevaron a conclusión alguna. Pero<br />

cuando vemos lo que estaba teniendo lugar dentro <strong>del</strong> contexto de los siglos anteriores, veremos por qué algunos <strong>historia</strong>dores<br />

se refieren al “renacimiento carolingio”. En medio de la oscuridad y el caos que parecían reinar por doquier durante<br />

los primeros siglos de la Edad Media, el período carolingio pareció ser un nuevo comienzo.<br />

El renacimiento carolingio fue relativamente efímero. Un siglo después de la coronación de Carlomagno en Roma,<br />

sus posesiones estaban divididas entre varios potentados, y el título imperial se había vuelto un honor casi vacío. Pero el<br />

hecho mismo de que se había vuelto a crear el Imperio Romano de Occidente anunciaba el día en que ese Imperio, junto<br />

al papado y al monaquismo, sería uno de los factores determinantes en el curso de la Europa y la iglesia medievales.<br />

[Vol. 1, Page 333] La iglesia de Oriente<br />

después de las<br />

conquistas árabes 33<br />

Hasta nosotros han llegado muchos cristianos, algunos de ellos italianos, otros<br />

griegos y otros alemanes, y nos han hablado cada cual a su modo. Pero nosotros<br />

los eslavos somos gente sencilla, y no tenemos quien nos enseñe la verdad<br />

[...]. Por tanto te rogamos nos envíes a alguien capaz de enseñarnos toda la<br />

verdad.<br />

Ratislao de Moravia a Miguel de Constantinopla<br />

En el capítulo IV seguimos el curso de la iglesia bizantina hasta que terminó la querella acerca de las imágenes. Poco<br />

después vimos que cuando estaba teniendo lugar esa disputa el Imperio Bizantino había perdido todas sus posesiones<br />

en Africa y Asia, excepto el Asia Menor. Al mismo tiempo, el Occidente se independizaba cada vez más de la tutela de<br />

Constantinopla, hasta que llegó a coronar a su propio emperador en la persona de Carlomagno.<br />

Dadas tales circunstancias, podría suponerse que la iglesia oriental caería en un período de decadencia. Y esto fue<br />

en cierta medida lo que sucedió. Pero aquella iglesia, cercada al este y al sur por los musulmanes, llevó a cabo una activa<br />

labor misionera hacia el norte y el noroeste, al tiempo que trataba de zanjar sus diferencias con el <strong>cristianismo</strong> occidental.<br />

Luego, estos dos aspectos de la vida de la iglesia bizantina, sus misiones y sus relaciones con Roma, ocuparán<br />

nuestra atención en el presente capítulo.<br />

[Vol. 1, Page 334] La expansión <strong>del</strong> <strong>cristianismo</strong> bizantino

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