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justo-l-gonzalez-historia-del-cristianismo-tomo-1

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185<br />

La Séptima Cruzada fue emprendida por Luis IX de Francia (San Luis), e iba dirigida contra Egipto. Su único resultado<br />

fue la reconquista de Damieta, que se había perdido. Pero en Mansura el rey y buena parte de su ejército fueron<br />

hechos prisioneros, y se les obligó a pagar un fuerte rescate. La Octava Cruzada, dirigida también por San Luis, terminó<br />

cuando éste murió de la peste en Túnez, en el año 1270.<br />

En resumen, las cruzadas fueron un gran movimiento en que el fervor popular se mezcló con las ambiciones de los<br />

grandes. Juzgadas a base de sus propios objetivos, puede decirse que excepto la primera y la sexta, todas fracasaron.<br />

Pocos años después la única huella visible <strong>del</strong> paso de los cruzados por la Tierra Santa era algún castillo o templo en<br />

ruinas. Pero a pesar de ello las cruzadas tuvieron grandes consecuencias.<br />

Las órdenes militares<br />

Una de las consecuencias más notables de las cruzadas fue la formación de las órdenes militares. Estas eran órdenes<br />

monásticas, con los votos tradicionales de pobreza, obediencia y castidad. Pero su característica peculiar era que,<br />

siguiendo el espíritu de las cruzadas, se dedicaban a la guerra. Luego, en este fenómeno vemos un ejemplo más de la<br />

increíble flexibilidad <strong>del</strong> monaquismo. El viejo movimiento de los ascetas de Egipto ha tomado muy variadas funciones en<br />

diversos tiempos. Unas veces ha sido el brazo misionero de la iglesia; otras, su cerebro; pero en este caso se volvió el<br />

brazo que tomó la espada para defender a los peregrinos.<br />

La orden de San Juan de Jerusalén se inició cuando un grupo de monjes que estaba a cargo de un hospital en Jerusalén<br />

decidió dedicarse también a proteger a los peregrinos que viajaban de Jafa a la Ciudad Santa. Se les conoce también<br />

como “hospitalarios” y como “caballeros de Malta”, porque después que cayó la última fortaleza cristiana en Tierra<br />

Santa, en el 1291, se trasladaron a Rodas y de allí a Malta. Sobre el hábito monástico, cortado de tal modo que les fuera<br />

fácil cabalgar, llevaban la cruz que se conoce como “cruz de Malta”.<br />

La orden de los templarios y la de los caballeros teutónicos siguieron un patrón semejante. A fines <strong>del</strong> siglo XII los<br />

caballeros teutónicos se trasladaron a Alemania, y desde esa base se dedicaron a forzar la conversión de los eslavos y<br />

otros pueblos vecinos.<br />

Cada una de estas órdenes tenía un “gran maestro”, que era a la vez ministro general de la orden monástica y general<br />

en jefe de sus ejércitos. Después de terminadas las cruzadas, muchas de estas órdenes militares se dedicaron a<br />

intrigas políticas en Europa. Por esa razón, y porque sus riquezas eran muchas, varios reyes las suprimieron en sus<br />

países, y confiscaron sus bienes.<br />

[Vol. 1, Page 395] Otras consecuencias de las cruzadas<br />

Las cruzadas tuvieron importantes consecuencias para la vida de la iglesia y de toda Europa. La primera de estas<br />

consecuencias fue la enemistad creciente entre el <strong>cristianismo</strong> latino y el oriental. En sus inicios, las cruzadas surgieron,<br />

en parte al menos, <strong>del</strong> deseo de acudir en auxilio <strong>del</strong> Imperio Bizantino, amenazado por los turcos. A la postre probaron<br />

que los latinos eran también una seria amenaza para ese Imperio. Esta enemistad no se limitó al plano político. Los cristianos<br />

griegos, al ver los desmanes cometidos contra ellos por sus supuestos hermanos de Occidente, quedaron convencidos<br />

de que no querían unión ni trato alguno con tal gente. Hasta entonces, muchos griegos habían sospechado que<br />

el <strong>cristianismo</strong> occidental tenía algo de herético. A partir de las cruzadas, no les cupo la menor duda.<br />

Las cruzadas también actuaron en perjuicio de los cristianos que vivían en tierras de musulmanes. Casi todos los<br />

gobernantes islámicos se habían mostrado relativamente tolerantes para con los cristianos y los judíos. Pero durante las<br />

cruzadas fueron muchos los cristianos que traicionaron a sus gobernantes musulmanes, y aún más los que se unieron a<br />

los cruzados en las matanzas de turcos y árabes en las ciudades conquistadas. En consecuencia cuando el poder islámico<br />

quedó restaurado, y las Cruzadas perdieron su ímpetu, los seguidores <strong>del</strong> Profeta se mostraron mucho menos tolerantes<br />

que antes. En varios lugares hubo matanzas de cristianos, y en todo el Cercano Oriente se aplicaron con mayor<br />

rigidez las leyes que los colocaban en desventaja frente a los musulmanes. A la larga, el resultado de todo esto fue que<br />

las viejas iglesias de la región perdieron muchos de sus contactos con el resto de la cristiandad, y se volvieron pequeños<br />

núcleos cuya principal preocupación era sobrevivir y conservar sus tradiciones.<br />

En Europa occidental, las cruzadas contribuyeron al creciente poder <strong>del</strong> papa. Puesto que, en teoría al menos, estas<br />

grandes empresas militares estaban bajo el mando <strong>del</strong> papa, quien las convocaba y cuyos representantes debían ser<br />

sus jefes, el papa se convirtió cada vez más en una autoridad internacional, capaz de juzgar entre los soberanos de diversas<br />

naciones. Cuan Urbano II convocó la Primera Cruzada, su autoridad estaba en duda, sobre todo en Alemania,<br />

donde continuaban los conflictos entre el papado y el Imperio. Cuando la Cuarta Cruzada tomó a Constantinopla, Inocencio<br />

III, que a la sazón ocupaba trono de San Pedro, gozaba de un poder nunca antes alcanzado por papa alguno.<br />

En lo que se refiere a la devoción, las cruzadas tuvieron también grandes consecuencias para la cristiandad occidental.<br />

Los viajes constantes a Tierra Santa, y las <strong>historia</strong>s prodigiosas que de allá venían, despertaron en la gente el deseo<br />

de comprender más de cerca la realidad física de Jesús, de los profetas, y de los grandes héroes <strong>del</strong> Antiguo Testamen-

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