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justo-l-gonzalez-historia-del-cristianismo-tomo-1

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figura). Luego, para sostener tal arco, o una bóveda edificada <strong>del</strong> mismo modo, es necesario asegurarse de que las paredes<br />

no se abran. De ahí las gruesas paredes que caracterizan la arquitectura románica.<br />

Dada la necesidad de reforzar las paredes laterales, la luz interior era escasa. Parte de esto se remediaba frecuentemente<br />

mediante ventanas en la fachada y en el ábside. En muchos casos, la principal fuente de luz era un gran ventanal<br />

en forma de rosetón, colocado directamente encima de la puerta principal.<br />

Las ventanas en las paredes laterales tenían que ser pequeñas a fin de no debilitar la estructura, que muchas veces<br />

se reforzaba mediante contrafuertes (gruesos muros exteriores, perpendiculares a las paredes, que contrarrestaban el<br />

empuje lateral de las bóvedas). El arco de medio punto se utilizaba profusamente en la arquitectura románica. En muchos<br />

casos, una serie decreciente de tales arcos enmarcaba la puerta, lo que producía un efecto sumamente artístico,<br />

como puede verse, por ejemplo, en la iglesia de San Pedro, en Avila. En otros casos se utilizaba el arco de medio punto<br />

para adornar el exterior de la iglesia, como en la catedral de Pisa.[Vol. 1, Page 440]<br />

Cuando los arcos se apoyaban en columnas, los capiteles, en lugar de seguir los estilos clásicos de Grecia y Roma,<br />

eran grandes piedras en las que se esculpían animales, figuras mitológicas, escenas religiosas, y otros temas. A fin de<br />

romper la monotonía de la piedra, tales esculturas se pintaban de diversos colores.<br />

En contraste con las antiguas basílicas, las iglesias románicas tenían una torre o campanario. Al principio tal torre<br />

era un edificio aparte, como la famosa torre inclinada de Pisa. Pero pronto comenzó a construirse como parte <strong>del</strong> edificio<br />

principal.<br />

La impresión general que el estilo románico produce, sobre todo en sus formas menos elaboradas, es la de una gran<br />

solidez. La ornamentación es sobria. El espesor de las paredes, los pesados contrafuertes, las ventanas pequeñas y la<br />

escasa elevación <strong>del</strong> edificio en proporción a la planta parecen servir de marco ideal al espíritu grave y recio de personajes<br />

de la época, tales como el Cid, Hildebrando y Pedro el Venerable.<br />

La arquitectura gótica<br />

A mediados <strong>del</strong> siglo XII surgió un nuevo estilo arquitectónico, al que se ha dado el nombre de “gótico”. Ese nombre<br />

le fue dado en una época en que se pensaba que toda la Edad Media no había sido más que un período de barbarie, y<br />

por lo tanto su principal logro artístico fue llamado “gótico”, es decir, procedente de los godos. Cuando los <strong>historia</strong>dores<br />

cambiaron su opinión acerca de la edad media, ese nombre estaba tan generalizado que ha continuado utilizándose,<br />

aunque no ya con un sentido despectivo.[Vol. 1, Page 441]<br />

A pesar de las muchas diferencias entre ambos estilos, el gótico le debe buena parte de su origen al románico. La<br />

planta de las iglesias góticas es generalmente la misma de las románicas, aunque con el correr de los años se fue<br />

haciendo más compleja. Sus techos son también bóvedas de piedra, aunque construidas siguiendo un principio distinto<br />

al de las bóvedas de cañón.<br />

Mucho se ha discutido acerca de los orígenes <strong>del</strong> gótico, y si se trata <strong>del</strong> resultado de nuevas técnicas, o de ideales<br />

distintos en cuanto a la belleza arquitectónica. Lo cierto parece ser que en la creación y desarrollo <strong>del</strong> gótico se conjugó<br />

un nuevo gusto con la posibilidad de expresarlo en piedra.[Vol. 1, Page 442]<br />

Esa posibilidad se debe sobre todo a la bóveda de aristas, que a la postre dio lugar a la de ojivas. La bóveda de aristas<br />

era en sus orígenes una variante de la bóveda de cañón. Pero en lugar de consistir en una serie de arcos de medio<br />

punto que se seguían unos a otros, para formar una gran bóveda de forma cilíndrica, consistía en dos series de arcos<br />

que se entrecruzaban perpendicularmente. De ese modo, el peso no recaía sobre dos largas paredes laterales, sino<br />

sobre las cuatro columnas de las esquinas. Al repetir ese proceso varias veces, se podía construir una larga nave cuyo<br />

techo descansaba, no sobre dos paredes, sino sobre dos series de columnas. Naturalmente, el empuje lateral sobre<br />

esas columnas era grande, pues sobre ellas se concentraba toda la fuerza que antes recibían dos pesadas paredes.<br />

Para contrarrestarlo se hacían necesarios contrafuertes aún mayores que los anteriores.[Vol. 1, Page 443]<br />

Empero el gótico se caracterizó también por un arco distinto <strong>del</strong> románico. Mientras el románico se basaba en el arco<br />

de medio punto, el gótico se basó en el ojival, en el que dos arcos de círculos distintos se entrecortaban para terminar en<br />

punta, como el ojo humano. Sobre la base de ese arco se produjo la bóveda de ojivas, semejante a la de aristas anterior,<br />

pero que podía ser mucho más alta sin aumentar el empuje lateral sobre las columnas. Al colocar tales bóvedas en serie,<br />

se hacía posible construir largas naves de altos techos, apoyados sólo sobre columnas relativamente <strong>del</strong>gadas. Las aristas<br />

de tales bóvedas se hacían resaltar con nervios de piedra, que continuaban a lo largo de la columna hasta el suelo, y<br />

que así le daban a todo el edificio una impresión de gran verticalidad. Con ese mismo propósito, las columnas se hicieron<br />

mucho más altas que las románicas, y por tanto los capiteles, lejos <strong>del</strong> alcance de la vista, perdieron la importancia decorativa<br />

que antes habían tenido.<br />

Puesto que todo el edificio descansaba sobre las columnas, las paredes se hicieron menos necesarias como elementos<br />

de soporte, y se hizo posible perforarlas con grandes ventanales, que se cubrían con vidrieras de colores. El<br />

período románico había usado anteriormente la vidriería, pero debido al tamaño limitado de las ventanas no había podido

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