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wilfrido h. corral<br />
sería mejor servido si mencionara nombres, y no sólo de novelistas. Otro<br />
problema con el tipo de izquierda que critica es que nunca piensa en autocriticarse,<br />
manteniendo un espíritu de encantamiento por los grandes gestos<br />
redentores, algo que ha heredado de las tradiciones socialistas a lo largo del<br />
siglo xx. Uno no puede tener nada en contra de la utopía, siempre y cuando<br />
haya aprendido de los errores del pasado y no sea, además, un discurso vacío<br />
pronunciado desde la comodidad académica. El parloteo desde una institución<br />
privilegiada no latinoamericana y sin conflictos sociales sólo ayuda a<br />
esos cómodos. Serna prefiere pensar en una izquierda que no transa, y que<br />
espera, porque en el habla de la antigua hay una falta de oxígeno y un exceso<br />
de niebla que desorienta.<br />
La poca disposición de Serna para acatar las convenciones genéricas<br />
también revela que su enfoque sobre sí mismo es un vehículo fundamental<br />
de su prosa, ficticia o no. Siempre está consciente, tal vez sospechoso, de los<br />
papeles que tiene: personaje y cuidador de sus <strong>escritos</strong>. Ningún crítico o novelista<br />
honesto y autoconsciente niega los mecanismos subconscientes que<br />
intervienen en sus <strong>escritos</strong>, o los intentos para refutar los hechos insistentes<br />
de su pasado, o los recelos artísticos que transmiten sus oraciones. Por eso<br />
sabe que una vez que uno se acostumbra a los procederes de los críticos, a<br />
las oportunidades que no desaprovechan, y a lo meticulosos que pueden ser<br />
para las venias, uno también comienza a notar el costo y el gran peso de esa<br />
carga colectiva. A la vez, con su práctica, muestra que aquellos comportamientos<br />
adquieren privilegios provisionales (no derechos) que, como tales,<br />
pueden ser detenidos, negados, ofrecidos a regañadientes o retirados. La virtud<br />
de su mejor prosa no ficticia, la fuente de su autoridad, a veces junto a la<br />
provisión de chismes intelectuales, es que se sabe la materia al revés y al derecho,<br />
como lector y como practicante, dificultando que se le pueda pedir más.<br />
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