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desmadres y tareas críticas según enrique serna<br />
necesario que los admiradores talentosos superen la avidez para identificarse<br />
con algo superior al logro, superior a la recolecta de poder. Todos se olvidan<br />
de que no es la obra como tal la que le acarrea fama a un narrador. Por eso,<br />
en “Ecocidio literario”, más una nota sobre la novela histórica 1492: Vida y<br />
tiempos de Juan Cabezón de Castilla (1985), de Homero Aridjis, Serna se dedica<br />
a desmontar la metodología de una novela que “hará las delicias de un<br />
experto en narratología”, arguyendo que la mezcla de un discurso ficcional<br />
con otro testimonial “no puede ser más forzada”. Añade además que “En cuanto<br />
a los diálogos, la torpeza de Aridjis no tiene igual en la literatura mexicana” y<br />
que, sumada a la posterior Memorias del Nuevo Mundo (1988), ambas novelas<br />
le servirán a Aridjis para “viajar a Sevilla en 1992 con gastos pagados”.<br />
¿Qué hay detrás de esa crítica personal? En verdad una concepción de<br />
la historia de México y su discurso, porque al referirse a las fuentes de su<br />
compatriota, dice: “En efecto, le sirvieron para decir lo mismo sin la menor<br />
gracia.” Por otro lado, hay que tener en cuenta que ese mismo proceder<br />
híbrido es el que Serna emplea, aplicándolo a varios de sus narradores, en<br />
la que es quizá su novela más conocida, El seductor de la patria (1999). Alegórica,<br />
epistolar y existencial, deja atrás o ignora realidades para transmitir<br />
la inestabilidad del fallido caudillo Antonio López de Santa Anna, con el<br />
resultado de que el anti-héroe es una figura parcialmente amortajada y desmemoriada<br />
cuyos motivos más profundos son opacos, incluso para él mismo,<br />
y así su antibiógrafo acomoda en su novela la pose del escepticismo posmoderno<br />
y el Santa Anna “real” del empirismo tradicional.<br />
Paralelamente, permite pensar, con la ayuda del prólogo a la segunda<br />
edición de esta no ficción, que notas como “Bocas envenenadas” e “Intelectuales<br />
con caspa” 13 podrían ser palimpsestos de El miedo a los animales.<br />
Además, y como asevera respecto a su público virtual con su reconocida franqueza<br />
en el prólogo de la segunda edición de Las caricaturas me hacen llorar:<br />
“Como a fin de cuentas estaba dirigiéndome a una familia de inadaptados,<br />
sabía que no iban a reprocharme ningún exceso o disparate, siempre y cuando<br />
lograra despertar su interés. Para conseguirlo, procuraba combinar la<br />
provocación con el rigor, la ironía con la precisión verbal, una dualidad que<br />
13<br />
Enrique Serna, Las caricaturas me hacen llorar, Joaquín Mortiz, México, 1996.<br />
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