11.03.2016 Views

Posteriormente escritos)

1SChgru

1SChgru

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

nunca te bajes en niebla<br />

mira. Somos lectores insaciables de la mejor literatura. Bestia en la nave que<br />

muere es una obra maestra… ¿Este señor es su esposo?<br />

Mi compañero vuelve la cabeza hacia mí en busca de clemencia y apoyo.<br />

Se los doy a través de un golpecito en el brazo mientras extiende sus<br />

documentos.<br />

-No es mi esposo, es un amigo.<br />

–Si es su amigo, es nuestro amigo –decide el oficial mientras rechaza<br />

también con delicadeza la mano del pasajero 239–. Siempre que la leemos, señora<br />

Miralles, sentimos que usted escribe sus versos para la patria alemana.<br />

No entiendo la razón del elogio. Jamás he escrito para ninguna patria.<br />

Escribo sólo para los hombres, quizás para que puedan derrotar esas fronteras<br />

que lleva dentro cada uno.<br />

–Señorita Miralles… Señor –da un paso atrás y se cuadra el oficial alemán–,<br />

perdonen la molestia. Tengan un feliz viaje… y no olviden que Siberia<br />

es hermosa en invierno.<br />

El oficial y los soldados continúan revisando documentos, preguntan con<br />

malas intenciones, se aburren de registrar y bajan del vagón. El empleado<br />

estaba en lo cierto: nadie es judío en esta pieza. Tal vez en las restantes no<br />

sea igual. Pero nadie quiere saber qué pasa en las restantes. Yo tampoco.<br />

Mi compañero me codea discretamente, acerca su boca a mi oído y susurra<br />

tembloroso:<br />

–Gracias, señorita, no tengo cómo pagarle.<br />

–¿Podría decirme su nombre?<br />

–Simón Abeliansky.<br />

–¡Usted es judío!<br />

–Dicen que no lo parezco –expresa con voz cautelosa Simón Abeliansky.<br />

–El oficial no se dio cuenta.<br />

–Estos sabuesos siempre se dan cuenta. Sólo quiso congraciarse con usted.<br />

–¿Con una poetisa que protege a un judío?<br />

–A veces la vida es inexplicable.<br />

Simón Abeliansky tiene razón: ¡claro que lo supo! ¿De qué modo tan<br />

feliz me leería el oficial alemán como para impulsarlo a incumplir sus funciones?<br />

Después de media hora, el tren vuelve a ponerse en camino. Afuera,<br />

ante los perros y las ametralladoras, un puñado de judíos se va agrupando,<br />

109

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!