Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
asesinado a su familia a sangre fría, incendiado<br />
su propia casa o mentido sobre<br />
su profesión durante veinte años (le<br />
había mentido incluso a su mujer), sino<br />
su capacidad para mentirse a sí mismo<br />
al respecto, su capacidad para escindirse,<br />
a tal punto de que se volvía irreconocible<br />
para sí. Se convertía en otro,<br />
en el adversario. Esto, parece implicar<br />
Carrère, es lo que le sucede a Pablo de<br />
Tarso: “En el camino a Damasco, Saúl<br />
había sufrido una mutación: se había<br />
transformado en Pablo, su contrario. El<br />
Pablo de antaño se había convertido<br />
en un monstruo para él, y Pablo se había<br />
convertido en un monstruo para el<br />
hombre que había sido antaño. Si el de<br />
ahora hubiera podido acercarse al de<br />
otro tiempo, éste le habría maldecido.<br />
Habría rogado a Dios que le matase, como<br />
los héroes de las películas de vampiros<br />
obligan a jurar a sus compañeros<br />
que les traspasarán el corazón con una<br />
estaca si llegan a morderles. Pero eso<br />
es lo que se dice antes. Una vez contaminado,<br />
sólo piensas en morder a tu<br />
vez, y en especial al que se acerca con<br />
la estaca para cumplir el deseo de alguien<br />
que ya no existo. Pienso que una<br />
pesadilla parecida hostigaba las noches<br />
de Pablo. ¿Si volviera a ser Saúl? ¿Si, de<br />
un modo tan inesperado y portentoso<br />
como se había transformado en Pablo,<br />
se convertía en alguien distinto a Pablo?<br />
¿Si este otro Pablo, que tendría la<br />
cara, la voz, la persuasión de Pablo, se<br />
presentaba un día ante los discípulos de<br />
Pablo para arrebatarles a Cristo?”<br />
Resulta interesante pensar que a Pablo<br />
le ocurrió algo parecido a lo que les<br />
ocurre a quienes se convierten en vampiros.<br />
O a quienes se infectan de un virus<br />
extraterrestre, de otro mundo, como<br />
si fuera un cuento de Phillip K. Dick,<br />
de quien Carrère escribió una fabulosa<br />
biografía (Yo estoy vivo, vosotros están<br />
muertos), y a quien se refiere constantemente<br />
en El Reino. En efecto, algo<br />
como extraído de una novela de ciencia<br />
ficción ocurre no sólo en la vida de<br />
Pablo de Tarso, sino en la de todo un<br />
imperio. De repente, un hombre (un imperio)<br />
cree que ha existido otro que ha<br />
resucitado de entre los muertos.<br />
Todas las civilizaciones han tenido<br />
su religión. Y todas han tenido una figura,<br />
como Jesús, que marca sus cimientos.<br />
Carrère mismo se encarga de comparar<br />
una y otra vez al cristianismo con el budismo,<br />
una y otra vez, y el camino al Nirvana<br />
de Buda con el de Jesucristo. Sin<br />
embargo no consigue explicarse la lógica<br />
con la que opera el Jesús bíblico, que es<br />
como una suerte de dispositivo que deconstruye<br />
el sistema de pensamiento judaico.<br />
Lo verdaderamente inquietante en<br />
los testimonios que nos llegan de Jesús<br />
tiene que ver, otra vez, con esa escisión<br />
que propone en su doctrina. Allí<br />
se les propone a los fieles mantenerse<br />
en la pobreza, dar asistencia a los maleantes,<br />
abstenerse del conocimiento o<br />
la sabiduría, escuchar a los niños, etc.<br />
Parece todo menos un camino a la iluminación,<br />
como lo propone el budismo.<br />
A decir verdad, el Reino de los Cielos<br />
151