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desmadres y tareas críticas según enrique serna<br />
davía poco estudiado “Vejamen de la narrativa difícil” manifiesta que “A pesar<br />
de la autoridad académica empeñada en hacernos comulgar con ruedas<br />
de molino, todavía existen narradores de calidad mundialmente reconocida<br />
que satisfacen todos los gustos, desde el más primitivo hasta el más exigente.<br />
Su existencia es una piedra en el zapato para quienes creen que la gran<br />
literatura está reñida con el gran público”. Esa afirmación está mucho más<br />
cargada de significado de lo que se puede suponer, más allá del alfilerazo a<br />
la escritura dogmática de academia. Para comenzar, recuérdese por lo menos<br />
un par de nociones críticas, una asociada hoy con la teoría de la recepción,<br />
referida a los “horizontes de expectativa”; y otra más, aliada al posestructuralismo:<br />
la codificación de los lectores y la lectura por medio de paratextos.<br />
Así, en el prólogo a la primera edición de Las caricaturas…, Serna afirma:<br />
La segunda parte, “Ruta crítica”, se compone de ensayos literarios en los que<br />
traté de revertir la tendencia de nuestra élite intelectual a demeritar la creatividad<br />
y el talento en favor de la erudición estéril. Algunos de ellos me han valido<br />
excomuniones y golpes bajos, pero si no los hubiera escrito me habría salido un<br />
herpes en el cerebro. Por su carácter polémico, probablemente llamarán la atención<br />
“La función decorativa de la cultura” y “Vejamen de la narrativa difícil”,<br />
pero lamentaría que su belicosidad distrajera al lector de los trabajos sobre Inés<br />
Arredondo, Virgilio Piñera, José Agustín (…), Manuel Puig y Patricia Higsmith,<br />
donde fundamento mis simpatías por algunos de los escritores que admiro en vez<br />
de exponer inconformidades o diferencias. (Énfasis míos.)<br />
En verdad se podría subrayar todo lo que asevera, pormenorizar cada<br />
idea (por ejemplo, la sexualidad “otra” en Piñera, Sarduy y sobre todo Highsmith)<br />
y nombre, los momentos embarazosos que señala, y no cabe duda<br />
de que valoriza el coraje o valor como virtud, porque sin la valentía las otras<br />
virtudes no son posibles. Pero también está admitiendo, como varios novelistas<br />
de Occidente desde hace un siglo, que un escritor no puede negar su<br />
papel de intelectual público (como argumentará con Vargas Llosa), y que al<br />
ser así, la riqueza y diversidad del mundo no puede reducirse a mirarse el<br />
ombligo siempre. Esa actitud es diferente de la “pasión crítica” o leer desde<br />
el rencor, que frecuentemente conduce a exabruptos.<br />
Leída a veinte años de su publicación inicial y en términos de su no ficción<br />
posterior, Las caricaturas… muestra la consistencia de sus propósitos, su ética<br />
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