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wilfrido h. corral<br />
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nacidos a mediados de los años setenta y principios de los ochenta, señalo<br />
un destiempo o desencuentro pertinente. En 1996, reconocido como el estreno<br />
temporal promedio de los narradores bisoños más representativos (y menores<br />
que él, que entonces no tenían obra no ficticia recogida), Serna publicó Las<br />
caricaturas me hacen llorar, selección de artículos y ensayos <strong>escritos</strong> entre<br />
1987 y 1996. Ese título tiene una carga semántica explicada parcialmente por<br />
su autor en los prólogos de las ediciones de 1996 y 2012. Si la colección practica<br />
genialmente el arte combinatorio que la diferencia de la no ficción de<br />
entonces (que tenía la política como sacramento y moneda), incluso con la<br />
segunda edición ha pasado desapercibida fuera de México. Tal es la probidad<br />
de Las caricaturas me hacen llorar, por no decir nada de la hibridez de<br />
su humor (nos hace reír, incómodamente), que los latinoamericanistas, y paradójicamente<br />
los beatos de los “estudios culturales”, no citan o (re)conocen.<br />
La reacción es parecida a la que ocurre con su primera novela, Uno soñaba<br />
que era rey (1989, revisada en 2000), que se puede leer como contrapunto<br />
o lectura revisionista de La región más transparente, de Carlos Fuentes, cuyos<br />
propósitos Serna supera técnicamente con base en su experiencia como<br />
guionista, o tal vez por haber escrito una vida de Jorge Negrete y haber recabado<br />
los testimonios de María Félix recogidos en Todas mis guerras, pares<br />
mediáticos de Fuentes; o por su interés en las telenovelas, el amarillismo y<br />
las vidas marginales que parece conocer mejor que cualquier otro autor de<br />
su época y cultura literaria. Se puede argüir, respecto a libros como Uno<br />
soñaba que era rey, que a pesar de alguna tirada estimable las publicaciones<br />
con editoras nacionales (Programas Educativos, en el caso de la primera<br />
edición de esa novela) rara vez se distribuyen debidamente; pero sería una<br />
justificación incompleta, porque Planeta publicó la segunda edición de Uno<br />
soñaba que era rey.<br />
Otra razón pertinente del desconocimiento de esa parte de la obra de Serna<br />
sigue siendo la falta de atención crítica e interés general en la prosa plurigenérica,<br />
paradójicamente cuando los especialistas y críticos hablan de la<br />
importancia de la interdisciplinaridad, sin tomar en cuenta que un riesgo de<br />
esos estudios es que una combinación emocionante de ejemplos les puede<br />
parecer a los lectores un eclecticismo desordenado. En 2008 publicó Giros<br />
negros, título prestado por los reporteros de la fuente policial para referirse