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desmadres y tareas críticas según enrique serna<br />
Si no fuera por su interés creado, simplificación, o por mantener ilusoriamente<br />
que en el siglo xxi hay un “renacimiento de teoría” (que implica<br />
que en algún momento murió), Leitch tendría algo de razón en la parte descriptiva,<br />
no en las últimas oraciones de la cita. Como viene haciendo Serna<br />
desde su primera colección, en su revisión del estado de la crítica no hay<br />
fobia, nostalgia, una visión única de lo posmoderno (como se desprende del<br />
prefacio de Leitch), ni interés creado o conservadurismo, sino un cuestionamiento<br />
de lo curricularmente consagrado. Si eso es ser disidente, se puede<br />
asumir ese talante con gusto. 15<br />
Pero se trata de América Latina, y de un pensador crítico dedicado a<br />
revelar los engendros y resultados negativos de desproporciones similares.<br />
Al leer sus libros en orden cronológico, lo más juicioso es ver sus cambios<br />
de idea como una faceta de su movilidad intelectual. Si se incluye la cultura<br />
popular a la que también sigue consagrado, se pueden analizar sus esfuerzos,<br />
en una época de excesos capitalistas, como una cruzada contra las distinciones<br />
entre cultura alta y cultura baja, forma y contenido, pensamiento<br />
y sentimiento (sobre todo respecto a la sexualidad), fantasía de juicios razonados,<br />
y en particular entre ética y estética. Incluso en su lugar de origen,<br />
como demuestra la anécdota de la novela de Franzen, en esos años el mundo<br />
intelectual abundaba en <strong>escritos</strong> sobre <strong>escritos</strong> acerca de la crítica de la<br />
crítica, llenos de superficialidad, y es dudoso que muchos lectores no especializados<br />
los leyeran. Es una actitud dilatada y, con las salvedades del caso,<br />
se encuentra también en En otro orden de cosas (2001), del argentino Rodolfo<br />
Enrique Fogwill, en que un exmaquinista, militante y obrero, se convierte en<br />
semi-intelectual, para “cavilar” sobre el significado de las palabras, con los<br />
años 1971-1982 de fondo. Una mayoría silenciosa intelectual (a la que Serna<br />
15<br />
Se dispone en español de buena parte de nuestra introducción general: “El imperio de<br />
la teoría”, en El Malpensante, marzo 16-abril 30 de 2005, núm. 61, pp.16-29. Calculadamente,<br />
Leitch no menciona que Theory’s empire critica severamente la conceptualización de su antología<br />
y las defensas posteriores de ella. Jason Potts y Daniel Stout, editores de Theory aside (Duke University<br />
Press, Durham, 2014), admiten que los reparos de Theory’s empire no son ofensivos y que,<br />
en el fondo, son benéficos. Pero apoyándose en perspectivas publicadas posteriormente, postulan<br />
que es un libro “anti-teórico”. Esas críticas continuas, y su similitud, comprobarían el<br />
efecto real de Theory’s empire en los más afectados, y una falta de originalidad; y dudo que<br />
los lectores habituales de Serna estén o quieran estar al tanto de polémicas especializadas.<br />
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