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Las Sabanas de Barinas - MinCI

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la creencia <strong>de</strong> que el Libertador se per<strong>de</strong>ría en su gloriosa aventura. Estas intrigasadquirieron tanto cuerpo en Angostura que llegó hasta propalarse la aproximación <strong>de</strong>lenemigo a la orilla opuesta <strong>de</strong>l Orinoco para alarmar la población y <strong>de</strong>shacerse <strong>de</strong>lgobierno civil <strong>de</strong> Zea, como incompatible con las circunstancias. El Vicepresi<strong>de</strong>nterenunció al fin ante el Congreso, hastiado <strong>de</strong> aquella situación, y Arismendi, merceda los enredadores, salió <strong>de</strong> la cárcel para ponerse a la cabeza <strong>de</strong>l gobierno, el 14 <strong>de</strong>septiembre <strong>de</strong> 1818. Arismendi hizo <strong>de</strong> las suyas; atrocida<strong>de</strong>s administrativas, comola consistente en <strong>de</strong>clarar propiedad <strong>de</strong> la República todos los cueros <strong>de</strong>l ganadovacuno que se beneficiara en el país, pero también se condujo con mucha solicitud enlos asuntos militares. O’Leary, a quien seguimos en esta nota, dice que mientras elflamante Magistrado se hallaba en todo su apogeo, comenzaron a llegar a Angosturalas primeras noticias <strong>de</strong> las victorias <strong>de</strong>l Libertador; Arismendi, que no las tenía todasconsigo, se fue hacia Maturín el 21 <strong>de</strong> septiembre, y seis semanas <strong>de</strong>spués se hallabaya <strong>de</strong> regreso en Soledad, margen izquierda <strong>de</strong>l Orinoco, frente a Angostura, cuandollegaron a sus oídos alegres repiques <strong>de</strong> campanas, salvas <strong>de</strong> artillería, rumores <strong>de</strong>fiesta. Creyó que se trataba <strong>de</strong> recibirlo en triunfo; pidió una flechera para irse a suregocijada capital, pero en vano envió e<strong>de</strong>canes tras e<strong>de</strong>canes, que no regresabanmás. Ya muy avanzada la tar<strong>de</strong> resolvió cruzar el río en una canoa, acompañado <strong>de</strong>su secretario, aun sin imaginar, cuando <strong>de</strong>sembarcó, el chasco que le esperaba; viéndoseaislado, y <strong>de</strong>sconocido por los transeúntes, dice O’Leary que preguntó a susecretario: “¿Qué pue<strong>de</strong> ser esto?” Cien voces que clamaban: “¡Viva Bolívar, vencedoren Boyacá,” sirvieron <strong>de</strong> terrible contestación a aquella pregunta.”Un adiós, migeneral”, <strong>de</strong> su secretario, que lo había sido antes <strong>de</strong> Bolívar, pero que por <strong>de</strong>bilidadse había adherido a Arismendi en los recientes cambios, vino a confirmar una i<strong>de</strong>aque acababa <strong>de</strong> asaltarle: sus amigos le habían abandonado.” El Libertador había llegadoaquella mañana a Angostura... y a los pocos días confirió a Arismendi el cargo<strong>de</strong> Jefe <strong>de</strong>l Ejército <strong>de</strong> Oriente.En relación oficial, dirigida a Bolívar por el mismo Zea, se pormenoriza el inci<strong>de</strong>nte<strong>de</strong> Angostura, según pue<strong>de</strong> leerse en el tomo IX <strong>de</strong> las Memorias <strong>de</strong> O’Leary,páginas 250-253. “En estas circunstancias (la consternación pública provocada porlos intrigantes) llega por la tar<strong>de</strong> el e<strong>de</strong>cán <strong>de</strong>l General Mariño, Luis Alcalá, <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> haber alarmado los pueblos que están antes <strong>de</strong> San Diego, anunciando que llegabael enemigo, y los que están más acá, diciendo que estaba en San Diego. El GeneralMonagas dió parte, refiriéndose al mismo Alcalá, <strong>de</strong> estar el ejército español inmediatoa su cuartel <strong>de</strong> San Diego. La emigración <strong>de</strong> la Soledad y la que allí se habíareunido entra a las oraciones en esta ciudad. Se congrega el Congreso, multitud <strong>de</strong>gente armada <strong>de</strong> sables y pistolas asiste a la sesión, grupos <strong>de</strong> gente también armados125

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