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Las Sabanas de Barinas - MinCI

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zos por todas partes, y aunque en estas agonías y trabajos <strong>de</strong> muerte eran persuadidoslos negros a que se redujesen a la fe, jamás lo quisieron hacer; y así <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> bien<strong>de</strong>sgarrados y mordidos los perros, fueron quitados <strong>de</strong> las colleras y llevados a unahorca que algo apartada <strong>de</strong>l pueblo tenían hecha y a allí los ahorcaron, con que acabaron<strong>de</strong> pagar la pena que justamente merecían recibir por su alzamiento y traición”.–Nota<strong>de</strong>l traductor.(5) Siendo el caballo el objeto más valioso en concepto <strong>de</strong>l llanero, habitualmentelo ofrece a guisa <strong>de</strong> garantía: “!Apuesto mi caballo!” o jura por él así: “¡Que secaiga muerto mi mejor caballo si, etc!”En apoyo <strong>de</strong> lo que se dice el autor <strong>de</strong> esta narración acerca <strong>de</strong>l apego que profesael llanero a su caballo, pue<strong>de</strong> citarse un episodio preliminar <strong>de</strong>l famoso combate<strong>de</strong> mata <strong>de</strong> Miel, cuando Páez se acercó tanto a retar al enemigo que una bala le matóel caballo, penetrándole por un ojo. El caudillo apureño refiere lo que sigue en su“Autobiografía”: “…y tomando entonces el caballo <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los dragones, me reunícon mis tropas, a quienes les dirigí la más estupenda proclama que jamás ocurrió ageneral alguno. Lleno <strong>de</strong> pesar por la pérdida <strong>de</strong> mi caballo: ¡compañeros, les dije,me han matado mi buen caballo y si uste<strong>de</strong>s no están resueltos a vengar ahora mismosu muerte, yo me lanzaré solo a perecer entre las filas enemigas. “Todos contestaron:Sí, la vengaremos.” En esta célebre acción el enemigo, según el mismo Páez, tuvouna pérdida <strong>de</strong> 500 prisioneros, 400 muertos, 3.345 caballos y gran número <strong>de</strong> lanzasy fusiles, cogidos por los patriotas. La crítica histórica pue<strong>de</strong> pesar y contrapesar enbalanzas ultrasensibles lo que Páez califica <strong>de</strong> batallas, y sus consecuencias militares,pero es lo cierto que el caballo ejerció en la emancipación <strong>de</strong> nuestra América unaacción inapreciable que justifica la presencia <strong>de</strong>l noble bruto en el emblema <strong>de</strong> laRepública. La arenga <strong>de</strong> Páez era ya un homenaje merecido al compañero <strong>de</strong> fatigasy sacrificios, más tar<strong>de</strong> víctima <strong>de</strong> epizootias que amenazan aun el exterminio <strong>de</strong> laespecie. Bien pudiera el caballo servir <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lo a alguno <strong>de</strong> nuestros escultoresfuturos, capaces <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r y verter en el bronce toda la pujante energía <strong>de</strong> la tierravenezolana, pues el corcel <strong>de</strong> batalla no tuvo en lo material menos alcance que elbrazo y la inteligencia en la creación <strong>de</strong> la Patria.—Nota <strong>de</strong>l traductor.206

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