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Las Sabanas de Barinas - MinCI

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su ausencia mediante toda clase <strong>de</strong> estratagemas, y a<strong>de</strong>más leofreció proporcionarle una caballo para el viaje, con lo cual unay otra, con casi idéntica ansiedad, esperaron la noche <strong>de</strong> la cita.A medida que el tiempo avanzaba, temieron en más <strong>de</strong> unaocasión que cualquier movimiento imprevisto <strong>de</strong> las tropas <strong>de</strong>Páez, o <strong>de</strong>l ejército español, pudiera servir <strong>de</strong> obstáculo para laentrevista, pero al fin llegó la noche fijada y con reprimida alegríaambas primas vieron reunirse la habitual concurrencia entorno al rancho <strong>de</strong> doña Rosaura; a las calladas y con paso presurosofuéronse a orillas <strong>de</strong> la laguna, don<strong>de</strong> Peta, fiel a su ofrecimiento,había ocultado un caballo <strong>de</strong> silla en el cual, envueltaen una manta y disimulando su larga cabellera bajo un sombrero,montó a juanita llena <strong>de</strong> emoción, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> recomendara su prima que rezara un doble rosario por su seguridad y buenéxito, emprendió camino al Estero <strong>de</strong>l Chigüire.La suerte <strong>de</strong> Felipe Gómez había producido honda y perdurableimpresión en el ánimo <strong>de</strong> Castro, pues <strong>de</strong>testaba la crueldadque pudo autorizar aquel acto inhumano y sentía la humillaciónque se le impuso cuando el comandante en jefe españolrechazó con escarnio sus gestiones por la vida <strong>de</strong>l pariente.Cada hecho <strong>de</strong>l ejército invasor, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que penetraron en las llanuras,había contribuido a abrir sus ojos respecto a la evi<strong>de</strong>nteinjusticia <strong>de</strong> una causa, para cuyo sostenimiento lo trajeron inesperadamente<strong>de</strong> España a su país nativo. Había presenciado,avergonzándose <strong>de</strong> contribuir aun con su sola presencia a semejanteatentado, el incendio <strong>de</strong> al<strong>de</strong>as y granjas, y el sacrificio <strong>de</strong>aquellos in<strong>de</strong>fensos campesinos que habían tenido la <strong>de</strong>sgracia<strong>de</strong> caer en manos <strong>de</strong> los realistas, por todo lo cual comprendíamuy bien que los jefes <strong>de</strong> las tropas en cuyas filas estaba alistadocontra su voluntad, obe<strong>de</strong>cían más bien a sed <strong>de</strong> venganza ya su ingénita propensión a los actos <strong>de</strong> crueldad que al honroso<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> servir a la causa <strong>de</strong> su soberano.En efecto, la lucha no era ni lo había sido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio<strong>de</strong> la revolución, entre el rey <strong>de</strong> España y sus colonias, sinoentre una horda <strong>de</strong> bárbaros, por una parte, encabezados por166

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