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Las Sabanas de Barinas - MinCI

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al río, que corría a la vera <strong>de</strong>l muro, alzábase un guanábano, alcual logró subir Ancáfila, aunque con algún trabajo; luego trepóa una <strong>de</strong> las ramas inferiores, que sobresalían <strong>de</strong> la cerca y se<strong>de</strong>jó caer sin miedo y felizmente sin recibir daño alguno, sobreuna macolla <strong>de</strong> mangle que medraba <strong>de</strong>bajo, junto con un carrizal,y que amortiguó en efecto el golpe <strong>de</strong> la caída.“Mi señora Rosaura pue<strong>de</strong> imaginar fácilmente con cuantapremura y empeño manejaba Ancáfila el canalete, mientras ibarío arriba con su liviana, canoa. Sin embargo, la fuga se <strong>de</strong>scubriópoco <strong>de</strong>spués que ella hubo salido <strong>de</strong> La Fortaleza y lapiragua comenzó a perseguirla, llena <strong>de</strong> gente armada y conor<strong>de</strong>n <strong>de</strong> traerlos a ella ya su hijo, vivos o muertos. Ya al cabo<strong>de</strong> su forzado viaje, la madrugada siguiente, los perseguidoresestaban tan cerca que ella podía oír a veces los gritos <strong>de</strong>aquel1os resonando en los bosques, mientras alentaban o amenazabana los indios vasallos tripulantes <strong>de</strong> la piragua. En elmomento preciso en que ganaba el <strong>de</strong>sembarca<strong>de</strong>ro y estaba saltandoa tierra, vio la piragua avanzando, mientras ro<strong>de</strong>aba conrapi<strong>de</strong>z una vuelta <strong>de</strong>l río, a menos <strong>de</strong> un tiro <strong>de</strong> ballesta, y alpropio tiempo oyó los gritos <strong>de</strong> triunfo <strong>de</strong> los soldados, que yahabían logrado <strong>de</strong>scubrirla. La <strong>de</strong>sesperación dióle nuevas energías,y corrió a través <strong>de</strong> la sabana rumbo a la caverna <strong>de</strong>Zaraguaca, don<strong>de</strong> penetró pocos minutos antes <strong>de</strong> llegar sus perseguidores.Mientras estos se <strong>de</strong>tenían por un momento a laboca <strong>de</strong> la cueva, porque al principio no les era posible penetrarla espesa tiniebla que reinaba <strong>de</strong>ntro. Ancáfila corría hacia, elinterior pronunciando el nombre <strong>de</strong> su cacique; pero su frenéticollamamiento quedó sin respuesta, porque el mortal curarehabía triunfado y Chanabilú no existía ya.“Los inmisericor<strong>de</strong>s satélites <strong>de</strong> la Trinchera <strong>de</strong>l DespotismoMonacal se precipitaron por fin en pos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sventuradaAncáfila. Escapar no parecía posible, pero ella estaba armada atodo vento; aun con el arrebato <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sesperación. Dirigió unaúltima mirada <strong>de</strong> angustia al cuerpo inanimado <strong>de</strong> su esposo yluego, apretando al niño contra su pecho, lanzóse al torrente275

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