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Las Sabanas de Barinas - MinCI

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glas militares que tuviesen por objeto la disciplina, sus propiashuestes poseían todos los hábitos y apariencia <strong>de</strong> una guerrilla,y si capitaneaba temporalmente las tropas <strong>de</strong> otro general, introducíaen ellas, <strong>de</strong> modo invariable, la irregularidad y el <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n.Acantonada su guardia, Páez cabalgó con sus ayudanteshabituales hacia la parte <strong>de</strong>l campamento en que se había acuarteladoZaraza, encontrando a este jefe muy atareado en cocer suración <strong>de</strong> carne en un asador <strong>de</strong> palo, al fuego <strong>de</strong> una hoguera,ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> oficiales y soldados suyos, que se entremezclabancon ostensible igualdad.“¡Norabuena, Taita Cordillera!”, exclamo Páez al <strong>de</strong>smontarse.“¡Buena disciplina mantiene usted entre sus rotos, y bonitoejemplo <strong>de</strong> subordinación está dándoles a mis llaneros!”Aquel ataque a sus preocupaciones y peor aun el <strong>de</strong>spreciativotermino <strong>de</strong> rotos, aplicado a sus hombres, a quienes consi<strong>de</strong>rabacomo a hijos, llamándolos siempre así, <strong>de</strong>sconcertaronrealmente al veterano, como Páez lo había premeditado.“¡Malhaya con cien <strong>de</strong>monios! Hubiera podido jurar, niñoJosé Antonio, que la primer palabra que oiría a su llegada, era la<strong>de</strong> disciplina. En eso y en subordinación es en todo lo que piensanusted y Simón Bolívar; y <strong>de</strong> mucho que les ha servido a losdos! Bolívar con su disciplina (1) fue <strong>de</strong>rrotado por Morillo enLa Puerta; casi alanceado en su hamaca por López en Rincón <strong>de</strong>los Toros; sorprendido por Calzada en Ortiz; y ahora forzado abuscar refugio entre los capuchinos (cuyo sólo nombre aborrezco)al otro lado <strong>de</strong>l Orinoco. Y usted, señor Páez... cuéntenosque hazañas hizo ayer con sus alabados llaneros, aunque me esfácil compren<strong>de</strong>r por la quietud con que han llegado alcampamento, que uste<strong>de</strong>s fueron <strong>de</strong>rrotados por los godos. ¡Siuste<strong>de</strong>s hubieran logrado la menor ventaja hubiéramos oído a susubordinada y muy comedida guardia, gritando y vociferandoen una forma en que mis rotos, como usted se complace en llamarlos,nunca se atreverían a hacerlo!”90

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