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LAS SABANASDE BARINASPor un oficial
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A manera de prólogoILa versión e
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pero hay que aplicarle los simples
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conoció aquí en Caracas. Ya con s
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Réstanos sólo expresar nuestra gr
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Los llaneros —hombres de las saba
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infantería y artillería, al estab
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pocos caballos que acertaron a esta
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CAPÍTULO IIEL RÍO.— EL PIQUETE
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viento de la mañana, marcaban el c
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ien que te cruzaras billetes de amo
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(3) Para 1814 Páez figuraba ya en
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transcurría una semana sin una lid
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un comerciante de Caracas. Aunque s
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dad en favor de la segunda, opinió
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será éste, en las angostas y asqu
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“Sentí profundo alivio al ver qu
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después me llamaron a el almuerzo,
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(1) Acto 1, escena III.— La cita
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claros abiertos en el ribete de sel
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econociendo con calma las filas rea
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lo permitían las circunstancias, m
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alcanzarla el fuego y las cureñas
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Al conocer Páez semejante noticia
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ado que había debajo del balcón y
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era un criado de confianza que me s
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visitar a Bellavista, convinimos en
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los espectadores, quienes creyeron
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“Cuando le comuniqué el contenid
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“Comprenderás que debía procura
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albardas, destinaron al acarreo de
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muchachas reuníanse a orillas de l
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Por la noche, después de la Oraci
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explica el mismo en su Autobiograf
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siglo XIX, unos veinte años despu
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“No obstante lo avanzado de la es
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medraba una vegetación escuálida
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operación repitióse con la mula r
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movió la cabeza en signo de descon
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fogata con fragmentos de fustes de
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Carvajal le dijo a Castro que lo si
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dote Paulita y tu primos, pues ya l
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Silvestre se mostraba tan listo par
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les procuraban ir a la cacería en
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cada uno de ellos casi hubiera podi
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tió contra él con toda la rabia d
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gro, sin tener quien lo auxiliara,
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término a su brega. Los cazadores
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güenza como por el recuerdo de su
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zos por todas partes, y aunque en e
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se regocijó ante la idea de que Mo
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Después de una pausa, Zaraza alzó
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Con las balas que tiran los chapeto
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Guardia, puesto poco envidiable, pa
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noche con él y sus secuaces, cuand
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“Como Vicentico era gran conocedo
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mañana salieron primero que yo, le
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me que el caballero merecía en rea
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“Mi general Zaraza, replicó Godo
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causar daños o si los perros salva
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po con que había peleado mi guerri
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tes a su tribu), con el objeto de h
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de diez días fui devuelto a mi hac
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me lo pasó a través de los barrot
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vados los centinelas de la ventana
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que si no veía probabilidades de q
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“Algo antes de la puesta del sol
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(4) Siempre escrito papitas en el o
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CAPÍTULO XXEL REFUERZO.— LA RETI
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muy a las claras que no tenía un s
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alsas río abajo, pues su fuerza er
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encuentro entre Santander y Calzada
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las mismas privaciones que U. solic
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ejército español hubiese abandona
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“Talvez fue la primera en darse e
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el decidido propósito de acumular
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“Habiendo ocurrido una disputa en
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en la escaramuza de paso de Merecur
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porción del mundo, porque el viaje
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el país; como un pequeño reino de
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“Fray Fulgencio ordenó al cuerpo
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pientes de agua y 1os caimanes en a
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mayor, debía prepararse a abjurar
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subterráneo en el propio sitio en
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tenecían. Lográbanlo una vez que
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las veredas que guiaban a ellos por
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compañías, se le destinó para co
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en trepar por el flanco de un abrup
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Despachó un ayudante con la orden
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nar a sus camaradas aun comprometid
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CAPÍTULO XXIVEl CONSEJO DE GUERRA.
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de capital importancia prevenir que
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“Veamos, pues... ¡aquí esta!
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y frenos y atavíos de todo género
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presentación de armas y redobles d
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el morichal a tiro de fusil del cor
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espaldándose en la iglesia, donde
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CAPÍTULO XXVIMi pluma llega al fin
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mal empleo que las realistas había