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Las Sabanas de Barinas - MinCI

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se cogen indómitos en la sabana. Cada uno <strong>de</strong> estos oficiales llevabatambién una lanza con una ban<strong>de</strong>rola negra, semejante á la<strong>de</strong> sus soldados y en que aparecían, toscamente bordados conalgodón blanco, una calavera y unos huesos en aspa. El propiojefe montaba un corcel rucio pavón, con crines y cola flotantes,porque los llaneros no acostumbran <strong>de</strong>sfigurar sus caballos cortándoleslas cerdas; su traje era análogo al <strong>de</strong> sus compañeros <strong>de</strong>armas y consistía simplemente en una camisa abierta <strong>de</strong> cuelloy pechera y mangas muy anchas, hecha <strong>de</strong> pañuelos ingleses,con rayas rojas y transversales; y calzones sueltos <strong>de</strong> algodónblanco que le llegaban un poco más abajo <strong>de</strong> la rodilla (1) Teníalas pantorrillas al aire y los pies <strong>de</strong>scalzos, pero llevaba unasespuelas <strong>de</strong> plata maciza con agudas rodajas, como <strong>de</strong> cuatropulgadas <strong>de</strong> diámetro. Cubría su cabeza un sombrero <strong>de</strong> copabaja, tejido con hojas <strong>de</strong> palmera y provisto <strong>de</strong> una ancha cintaazul, atada bajo la barba, a guisa <strong>de</strong> barboquejo (2). Su lanza eraliviana y muy manejable, y el fuste, <strong>de</strong> una caña negra, dura yelástica, que crece en varios lugares <strong>de</strong> las llanuras; conducíaselaun muchacho como <strong>de</strong> doce años, montado en un caballo <strong>de</strong>gran corpulencia y brío; el chico servía siempre al jefe en calidad<strong>de</strong> asistente y era muy querido en el ejército, gracias a suimpasibilidad suma ante el peligro y á su <strong>de</strong>streza en jinetear ynadar, prácticas ambas <strong>de</strong>l todo indispensables á los que vivenen las sabanas.¡Páez, el terrible jefe llanero, no revelaba en su franca expresiónhuella alguna <strong>de</strong> la ferocidad que se le ha atribuido! El pelocorto y crespo, caíale sobre la alta frente, y usaba pequeñosbigotes negros, pero no barba; únicamente sus ojos, tambiénnegros, daban indicios <strong>de</strong> aquellos arrebatos que solían impulsarlea actos <strong>de</strong> rigor excesivo, para calificados <strong>de</strong>l mejor modoposible, aunque en su caso bien pudieran atenuarse alegando el<strong>de</strong>recho <strong>de</strong> represalia. Sus carrillos algo pálidos por lo regular,encendíanse ahora por causa <strong>de</strong>l esfuerzo realizado y <strong>de</strong> la exaltaciónque le producía su enar<strong>de</strong>cimiento ante un combate inminentecon los enemigos <strong>de</strong> su país. Cabalgó paso entre paso47

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