Juventudes latinoamericanas
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<strong>Juventudes</strong> <strong>latinoamericanas</strong><br />
los hechos dramáticos del extractivismo, de la militarización y de<br />
la instrumentalización de sus vidas, aparecen como una situación<br />
accidental sin responsables.<br />
Resistencias generacionales como<br />
lugar de descolonización del tiempo<br />
Promover una perspectiva generacional cambia el enfoque de una política<br />
poblacional que centra los problemas de niños, niñas y jóvenes,<br />
en una pregunta por las circunstancias repetidas con las mismas regularidades<br />
implícitas y explícitas de una época a otra, y de un lugar a<br />
otro, que afectan y han afectado con lógicas cada vez más previsibles<br />
y cínicas la existencia de las generaciones populares del pasado, del<br />
presente y del futuro.<br />
Los juvenicidios recurrentes de un contexto a otro operan con<br />
reglas similares en la masacre de jóvenes en Gargantillas (Comunidad<br />
de Tacueyó en resistencia por la vida y Colectivo minga del pensamiento<br />
(2011/2013), en la muerte a los raperos o en los destierros<br />
intra-urbanos de los jóvenes y las jóvenes en las comunas 13 y 8 de<br />
Medellín (2010-2013), en las Orillas de Aguablanca (Callejas, 2010-<br />
2012), y en el municipio de Buenaventura.<br />
La militarización de las comunidades, el reclutamiento legal e<br />
ilegal de jóvenes, la recurrencia de casos de desaparición y asesinato<br />
presentados como falsos positivos, el arrojo de niños, niñas y jóvenes<br />
a las regulaciones culturales propias del rebusque como mecanismo<br />
de defensa social en el campo y las ciudades (Botero y Duque, 2003),<br />
van paralelos a las prácticas de empobrecimiento estatalizadas y presentan<br />
una amenaza para la pervivencia –no solo cultural sino generacional–<br />
de las comunidades populares y ancestrales. El confinamiento<br />
y el desprestigio de comunidades milenarias se originan en una moral<br />
decorosa que pretende capacitarlas, al concebirlas como ignorantes,<br />
subdesarrolladas y vulnerables. Uno de los discursos teóricos justificatorios<br />
más refinados del desarrollo consiste en valorar índices de calidad<br />
de vida, imputando pobreza y miseria, encubriendo las prácticas<br />
de empobrecimiento dirigidas a las comunidades, y sustrayéndose de<br />
las luchas inter-generacionales en sus territorios de vida 4 .<br />
4 El discurso del desarrollo de capacidades para los seres atrasados suprime formas<br />
no-económicas propias tales como la minería ancestral (Comunidad de Mujeres<br />
en Ardovela y el Palmar, 2013; PCN, 2013; Marmato, 2013), el reciclaje comunitario<br />
(Recicladores del Basuro de Navarro, 2009-actual), y las dinámicas culturales populares<br />
en la Galería de Manizales (Creapaz, 2000-2013), reduciendo sus prácticas del<br />
buen vivir ancestrales y urbano-populares a la dependencia de empleos inexistentes,<br />
a la economía mixta y a la capacitación en proyectos productivos, como otras<br />
formas para invalidar los conocimientos mientras se aniquilan las posibilidades de<br />
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