Juventudes latinoamericanas
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Patricia Botero Gómez<br />
larga duración en el subsuelo de la sociedad popular, como una vida<br />
alterna a la propuesta por el Estado y el capital. De manera contraria<br />
al concepto de Nuevos Movimientos sociales –NMS–, las sociedades<br />
en movimiento han resistido ancestralmente y han tramitado desde<br />
sus resistencias existenciales no sólo demandas por la redistribución<br />
material de la tierra y el reconocimiento de sus identidades, sino más<br />
bien modelos de mundos políticos alternativos al modelo hegemónico<br />
y mono-cultural del desarrollo y el progreso.<br />
Las resistencias para reparar la impunidad<br />
son socio-territoriales<br />
El territorio es el lugar donde se enraízan las comunidades, es decir,<br />
están ancladas a los lugares culturales donde se habita la vida. Las<br />
resistencias cuestionan las relaciones de poder subordinante y posibilitan<br />
reinventar el mundo a partir del sentido y del sentimiento íntimo<br />
de hacer un lugar diferente en las circunstancias de la historia.<br />
Las resistencias desnaturalizan las decisiones que se instalan en<br />
políticas públicas y privadas o en la privatización de lo público y en<br />
los patrones de valor cultural dominantes, tramitados por las instituciones<br />
oficiales. En el campo simbólico o cultural, la política significa<br />
disputa por otros significados o sentidos de mundo a partir de<br />
prácticas materiales concretas realizadas como órdenes alternativos<br />
que existen de manera paralela al modelo hegemónico que ha negado<br />
unas culturas y ha subordinado a otras.<br />
Las resistencias no sólo son oposición sino, especialmente,<br />
proponen rutas de trans-formación<br />
Las resistencias generacionales traen consigo una propuesta alternativa<br />
de mundo, no como una teoría propuesta de manera abstracta,<br />
sino, como realidades hechas de los sueños y las experiencias de las<br />
comunidades y los pueblos, es decir, confrontan y transforman las relaciones<br />
de poder incluyendo las estructuras e instituciones de la sociedad<br />
que naturalizan las asimetrías sociales.<br />
Las resistencias populares, ancestrales, de género, generación, epistémicas,<br />
estéticas, comunicativas, dan cuenta de diversidades, de formas<br />
alternativas de vida, y crean algo nuevo, en la medida en que forjan<br />
autonomías y comunalidad, y cambian las reglas impunes al estar donde<br />
la gente toma decisiones sobre la manera más justa de existir. De este<br />
modo, Gustavo Esteva sustenta que las resistencias cambian los sustantivos<br />
por verbos o acciones, es decir, proponen el tránsito de institucionalidades<br />
sedimentadas a órdenes de mundos emergentes en el hacer<br />
cotidiano de la vida comunal. Hay prácticas de resistencias cuando las<br />
relaciones de subordinación des-jerarquizan, es decir, donde no hay na-<br />
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