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Lectura y familia.indd - Consejo Escolar de la Región de Murcia

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Sebastián Mondéjar<br />

seres humanos el día que apren<strong>de</strong>mos a leer. ¿Pero qué pasa luego, conforme<br />

van pasando los años y nuestra educación va haciéndose más compleja? Pues<br />

que <strong>la</strong> lectura y <strong>la</strong> escritura se convierten en los ejes <strong>de</strong> toda nuestra formación,<br />

sí, pero parece como si aquel<strong>la</strong> magia, aquel umbral, aquel<strong>la</strong> trascen<strong>de</strong>ncia iniciales<br />

se ve<strong>la</strong>ran o <strong>de</strong>saparecieran con el uso. Las pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> ser un instrumento<br />

<strong>de</strong> conocimiento iniciático para pasar a convertirse en meros sonidos<br />

convertidos en un simple medio <strong>de</strong> comunicación. Yo no recuperé esa magia<br />

ni tuve <strong>la</strong> sensación <strong>de</strong> volver a atravesar aquel umbral hasta bien superada <strong>la</strong><br />

adolescencia. Es cierto que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muy pequeño había leído consi<strong>de</strong>rablemente,<br />

sobre todo cuentos clásicos y re<strong>la</strong>tos bíblicos; también tebeos a mansalva,<br />

por supuesto, y alguna que otra colección <strong>de</strong> nove<strong>la</strong>s <strong>de</strong> aventuras y gran<strong>de</strong>s<br />

clásicos pésimamente adaptados; pero digamos que <strong>la</strong> mayoría <strong>de</strong> <strong>la</strong>s veces se<br />

trataba <strong>de</strong> lecturas en gran medida impuestas y casi nunca elegidas por mí. En<br />

cualquier caso estaban allí, yo nunca <strong>la</strong>s busqué. Quiero <strong>de</strong>cir que en aquellos<br />

años <strong>la</strong> lectura aún nos servía a los zagales <strong>de</strong> entonces para “matar” nuestro<br />

tiempo libre. En cierto modo leíamos porque éramos unos “<strong>de</strong>socupados“. En<br />

mi casa nunca faltaron libros, aunque tampoco fueron muy abundantes. Suplíamos<br />

<strong>la</strong> escasez, tanto para estudiar como para entretenernos, acudiendo día sí<br />

y día también a <strong>la</strong> biblioteca pública, que entonces se encontraba en el Paseo<br />

Alfonso X. Pero ya digo, no <strong>de</strong>bido a un interés consciente por los estudios o<br />

<strong>la</strong> lectura, sino sólo porque era lo que había y lo que se esti<strong>la</strong>ba entonces. Leer,<br />

sin duda, me hacía mucho bien, aunque yo no lo supiera. Leer formaba parte<br />

<strong>de</strong>l sueño <strong>de</strong> vivir. Y aunque realmente hubo bastantes libros que me engancharon<br />

y consiguieron divertirme y meterme en <strong>la</strong> piel <strong>de</strong> sus personajes, nunca<br />

tuve <strong>la</strong> sensación <strong>de</strong> estar haciendo algo particu<strong>la</strong>rmente benefi cioso o positivo<br />

para mi educación. A mí personalmente me gustaban más los libros por cómo<br />

estaban hechos que por lo que contenían. Me maravil<strong>la</strong>ban <strong>la</strong>s imprentas;<br />

cuando pasaba frente a alguna me <strong>de</strong>tenía siempre un rato para observar, para<br />

escuchar, para oler, y en más <strong>de</strong> una ocasión, siendo aún adolescente, llegué a<br />

pedir trabajo como aprendiz en varias <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s. Nunca me lo dieron, pero estoy<br />

seguro <strong>de</strong> que hubiera llegado a ser un buen tipógrafo y un buen impresor.<br />

Me atraía más el diseño <strong>de</strong> <strong>la</strong>s letras y <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras que su signifi cado. Con el<br />

tiempo aprendí que todas <strong>la</strong>s formas están cargadas <strong>de</strong> signifi cados, pero eso<br />

sucedió mucho más tar<strong>de</strong>. Lo que entonces realmente me entusiasmaba, lo que<br />

ponía mi corazón y mi imaginación a cien por hora era el cine. De hecho, a los<br />

trece años lo tenía tan c<strong>la</strong>ro que les dije con mucha seguridad a mis padres

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