Lectura y familia.indd - Consejo Escolar de la Región de Murcia
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Javier Orrico<br />
lo que contienen. El nuevo saber “competencial” consiste en eso, en un hacer<br />
sin porqués, sin concatenación <strong>de</strong> razones, sin origen. No hay ya causas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
cosas. No hay saberes humanizados, sólo contenedores medidos en bytes.<br />
Muy al contrario, nunca como hoy, precisamente por esa inestabilidad <strong>de</strong> los<br />
datos, fueron tan necesarios los conocimientos, que no son en absoluto lo mismo.<br />
En nuestro caso, nunca fue tan necesaria una rigurosísima enseñanza <strong>de</strong>l lenguaje<br />
que permita <strong>la</strong> <strong>de</strong>fensa crítica frente a su permanente manipu<strong>la</strong>ción, el bombar<strong>de</strong>o<br />
<strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> comunicación, el bosque <strong>de</strong> signos que sólo busca apabul<strong>la</strong>r<br />
al hombre y reducirlo en su capacidad para hacer frente a <strong>la</strong>s consignas.<br />
Y tampoco nunca fue tan necesario el aprendizaje <strong>de</strong> esos mo<strong>de</strong>los excelentes<br />
que ofrezcan anc<strong>la</strong>jes ante <strong>la</strong> “cambiabilidad” <strong>de</strong> lo aparente. Es <strong>de</strong>cir,<br />
nunca fue tan imprescindible estar dotados <strong>de</strong> principios sólidos, <strong>de</strong> referencias<br />
inamovidas y sedimentadas por <strong>la</strong> tradición sobre <strong>la</strong>s que construirse frente<br />
a esa movilidad <strong>de</strong> <strong>la</strong>s creencias, que no es otra cosa que <strong>la</strong> construcción <strong>de</strong><br />
hombres “<strong>de</strong>construidos”, disponibles para toda novedad. Es <strong>de</strong>cir, para ser<br />
aplicados consumidores y fi eles seguidores <strong>de</strong> <strong>la</strong>s “innovaciones”, ese otro<br />
fetiche que lo ha invadido todo.<br />
3.7. El <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> <strong>la</strong> responsabilidad y el sentido <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber<br />
Lo que <strong>de</strong>beríamos comenzar a preguntarnos es dón<strong>de</strong> están los viejos<br />
maestros, aquellos humanistas <strong>de</strong> pueblo (en su mejor sentido, en el <strong>de</strong> su<br />
autoridad indiscutida en <strong>la</strong>s comunida<strong>de</strong>s a <strong>la</strong>s que pertenecían) que sabían<br />
<strong>de</strong> todo y por eso transmitían el amor por todo. Aquellos profesionales cuya<br />
pa<strong>la</strong>bra era respetada y cuya presencia so<strong>la</strong> imponía en los niños <strong>la</strong>s nociones<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber y <strong>la</strong> responsabilidad. La lectura en voz alta en c<strong>la</strong>se, por ejemplo;<br />
o <strong>la</strong> severidad para inculcar el valor <strong>de</strong>l trabajo, <strong>la</strong> voluntad, <strong>la</strong> memoria, sin<br />
violencia, por supuesto, que nosotros ya no hemos conocido, pero sí, cuando<br />
era necesario, con algún azote o coscorrón que resultaban muy útiles para<br />
hacernos sentir <strong>la</strong> frontera <strong>de</strong> nuestras propias conductas.<br />
Lo sorpren<strong>de</strong>nte es que <strong>la</strong> educación posmo<strong>de</strong>rna haya expulsado el más<br />
esencial <strong>de</strong> los principios: <strong>la</strong> obligación <strong>de</strong> estudiar. Y, con el<strong>la</strong>, <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que<br />
los libros son también materia <strong>de</strong> estudio, sin <strong>la</strong> cual no pue<strong>de</strong> formarse al niño<br />
para que en el futuro pueda elegir ser lector. Hay que leer con ellos, acercarles<br />
los libros, que los sientan imprescindibles, porque <strong>la</strong> letra no entra con sangre,<br />
pero tampoco sin letra.