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considerablemente la mortalidad<br />

invernal, de manera que la tasa de<br />

supervivencia diaria del vector (p)<br />

aumentaría significativamente en esta<br />

época tradicionalmente desfavorable.<br />

Asimismo, la temperatura también<br />

guarda una relación inversamente<br />

proporcional, siempre dentro de unos<br />

rangos concretos, con el período de<br />

incubación extrínseco. De manera que<br />

el incremento de las temperaturas<br />

reportaría una disminución en el tiempo<br />

que tarda el vector desde que se infecta<br />

hasta que es infectante (n). Además de<br />

las modificaciones en la propia<br />

capacidad vectorial, el ascenso de las<br />

temperaturas medias también puede<br />

provocar cambios en la distribución<br />

espacial de las enfermedades, ya que<br />

las isotermas invernales que marcan los<br />

límites de distribución de los vectores<br />

también sufrirían un desplazamiento.<br />

Con respecto a la pluviosidad, no existe<br />

un consenso acerca de cómo se verá<br />

afectada por el cambio climático, pero<br />

en los últimos años cobra fuerza la<br />

hipótesis de que aumentará el<br />

acontecimiento de fenómenos de<br />

precipitación extremos, seguidos de<br />

largos periodos de sequía. Estos<br />

fenómenos de pluviosidad extremos,<br />

ya conocidos y habituales en nuestro<br />

país en ciertas épocas del año (véase la<br />

gota fría), sucederían con más<br />

frecuencia y con cierta independencia<br />

de la estación anual. Es incuestionable<br />

que las inundaciones derivadas de<br />

estas precipitaciones propiciarán más<br />

criaderos larvarios de mosquitos<br />

vectores. Pero además, los posibles<br />

periodos de sequía también pueden<br />

provocar la adaptación de los<br />

mosquitos a reproducirse en grandes<br />

cuerpos acuáticos a priori adversos,<br />

como ríos o lagos, fruto de los<br />

encharcamientos dispersos originados<br />

en ellos por la ausencia de aportes<br />

hídricos debido a la escasez lluvias.<br />

VECTORES TRANSMISORES DE ENFERMEDADES Y CAMBIO CLIMÁTICO<br />

2. ENFERMEDADES VECTORIALES<br />

EMERGENTES<br />

2.1. Reemergencia del paludismo<br />

en España: vectores, colectivos<br />

especiales y población<br />

en riesgo<br />

Desde el punto de vista de la<br />

vulnerabilidad de las enfermedades<br />

tropicales de transmisión vectorial,<br />

debe resaltarse la existencia de dos<br />

colectivos especiales: los inmigrantes y<br />

los turistas. Resulta evidente que, en el<br />

marco de las enfermedades de carácter<br />

antroponótico, el trasiego de personas<br />

y materiales es el principal factor que<br />

posibilita la llegada de microorganismos<br />

patógenos propios de regiones<br />

alejadas. En este sentido,<br />

probablemente la enfermedad<br />

parasitaria más importante del mundo,<br />

la malaria, supone el mejor ejemplo<br />

para estudiar la vulnerabilidad de las<br />

enfermedades emergentes o<br />

reemergentes de transmisión vectorial<br />

en nuestro país. En la actualidad se<br />

diagnostican en España alrededor de<br />

400 casos de paludismo anualmente.<br />

Sin olvidar ni menospreciar la posible<br />

importancia epidemiológica a medio o<br />

largo plazo, de los casos confirmados<br />

debidos a transfusiones sanguíneas,<br />

trasiego de jeringuillas entre pacientes<br />

drogadictos e, incluso, ciertos casos<br />

constatados de malaria de aeropuerto,<br />

lo cierto es que son las personas<br />

inmigrantes y los turistas procedentes<br />

de zonas endémicas los que<br />

monopolizan los casos de paludismo en<br />

España. Al respecto, la concienciación<br />

o la legislación que obligue a tomar las<br />

medidas profilácticas necesarias a los<br />

turistas o inmigrantes residentes en<br />

España que decidan viajar a zonas de<br />

riesgo por enfermedades infecciosas<br />

transmisibles, son sin duda algunas de<br />

las cuestiones a mejorar y potenciar.<br />

169<br />

INTRODUCCIÓN

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